En Europa somos tontos y en España, todavía más.
El cambio climático es un problema mundial que exige soluciones globales. En lugar de eso, en Europa hemos decidido dar ejemplo y pegarnos un tiro en el pie. Para evitar la emisión de CO2 fósil, hemos trazado una hoja de ruta que pasa invariablemente por la transición energética. Lo malo es que la primera fase exige subvenciones y precios más altos de la energía hasta que las economías de escala cogen velocidad. El resultado es que financiamos las renovables a costa de pagar unos precios desorbitados. También es cierto que no queda otro remedio. No tenemos petróleo, ni gas y queremos mantener nuestra calidad de vida en los estándares más altos. Si el coste de la mano de obra en Europa es bastante más alta que en los países subdesarrollados y ahora, el coste energético también, no podemos extrañarnos por la desindustrialización del continente. En España, es mucho peor. No solo no tenemos industria, tampoco podemos pagar subsidios abundantes al coche eléctrico, pero pagamos la electri