No me lo puedo creer.
Estoy agotado psicológicamente por tantos años de lucha sin fruto. No sirve de nada clamar en el desierto, si nadie te hace caso, incluso cuando ya se intuye el borde del precipicio. Han bastado diez días recorriendo las noticias mundiales, los foros sociales y todos los ámbitos donde se recoge información, para constatar la ignorancia de un problema que constituye una verdadera emergencia. Los "catedráticos" de la política y los responsables de la transmisión de información fidedigna, han sufrido un espejismo colectivo que implica cambiar el orden de las prioridades. La emergencia no es que el planeta sume 2.5ºC de temperatura en el año 2100 y tengamos que tomar medidas drásticas ahora mismo, sino que la verdadera emergencia, que además no tiene solución viable, es el comienzo del peak oil y de su terrible derivada, la escasez persistente y creciente de diésel. El mundo se mueve con diésel. Los alimentos que aparecen en el supermercado, las materias primas imprescindibles p