El sistema comienza a resquebrajarse cuando aparece la escasez generalizada de recursos baratos.

El descubrimiento de la rueda y el fuego, la aparición estelar de internet, y ahora, el milagro de la impresora de los BC han sido los grandes "descubrimientos" de la historia.

En particular, la sociedad humana ha progresado con fuerza desde que se descubrió que imprimiendo papelitos de colores, el crecimiento económico podía ser infinito, desterrando los ciclos a la baja definitivamente.

Desde 2008 vivimos en Matrix. Es un sistema planetario interno dentro de otro orbe terráqueo, donde las leyes de la física parece que están suspendidas, si seguimos aceptando los mensajes que nuestros dirigentes nos bombardean día y noche. La opinión pública está satisfecha con ese nuevo paradigma, donde la deuda no importa, porque siempre se puede financiar absolutamente todo, con nuevas emisiones de dinero gratis y la oferta de elementos físicos, solo depende de las inversiones necesarias para traer nuevas capacidades que cubran el consumo mundial, sin que en ningún momento se dude de la abundancia de recursos.

Para los observadores que permanecen fuera de Matrix, esto es un sinsentido cuando se analizan los datos. La huida hacia delante que estamos realizando como especie, nos conduce a la sustitución de un elemento escaso por otro que también empieza a faltar, al cabo de unos pocos años, mientras vamos quemando etapas de desarrollo y agotando cada uno de los elementos protagonistas de una "transición".

Del petróleo al uranio y del gas al cobre y plata, el relevo de los materiales evoluciona de forma continua. Pero un vistazo a los fundamentales de cada recurso, nos informa que las reservas disponibles han menguado excesivamente y que ya no se encuentran a un precio asequible, justo cuando la inflación hace acto de presencia y pone las cosas cada vez más difíciles. Pero la impresora es capaz de solventar todos los problemas, solo  con expandir la base monetaria hasta el infinito y más allá.

Veamos donde estamos.

1º). Petróleo.

La base de la civilización sigue presentando reservas cada vez más bajas. A pesar de la transición energética cada vez consumimos más combustibles fósiles y en particular el petróleo, como base del transporte, es el componente fundamental que hace de nexo para el resto de extracciones de elementos vitales.

Después de una cierta abundancia durante decenas de años, en 2005 el petróleo convencional llegó a su pico y los precios empezaron  a subir ante la incapacidad de conseguir crudo barato en las cantidades necesarias para seguir con el crecimiento. 

Este encarecimiento y otras vicisitudes, nos llevaron a la primera gran crisis (2008), precursora de la debacle final. 

Para evitar este cataclismo se decidió iniciar en serio una transición energética con carácter universal, donde el sistema basado en petróleo y combustibles fósiles fuera sustituido por la electrificación masiva.

¿Situación en el mercado petrolero? 

La IEA nos acaba de comunicar que pasamos de un amplio superávit a un ligero déficit. Si el crecimiento económico vuelve (como consecuencia de la bajada de tipos tan esperada), el ligero déficit se puede convertir en un gran déficit y si el shale oil explota en los próximos dos años como parece, el déficit será permanente y creciente. 

Para el shale oil, según Laherrere

 

Recordemos las previsiones para el total mundial, en función de distintas estimaciones de reservas.

                   

       

2º). Para realizar la transición energética y culminar la revolución eléctrica, el cobre es el elemento clave.

Hasta ahora sabemos que disfrutamos de una cierta abundancia y unos precios contenidos. Eso era correcto hasta que a finales de año, pasamos de unas previsiones de superávit a otro ligero déficit, que se irá ampliando en los próximos años.

El cierre de la mina de Panamá (una de las minas más grandes del mundo) y la reducción de la producción esperada por Anglo-american en un 20%, supone pasar de tener superávit a un pequeño déficit. La escasez de concentrados ha acabado por afectar a las fundiciones de cobre refinado y los precios del cobre empiezan a reflejarlo. 

El caso es que las previsiones a más largo plazo son muy negativas. 

https://www.bloomberglinea.com/2022/09/25/expertos-alertan-sobre-potencial-gran-crisis-del-cobre-que-frenaria-economia-mundial/ 

3º). Plata.

La gran esperanza blanca de la transición energética es la energía fotovoltaica, una vez comprobado el enorme problema de la energía eólica, que ha entrado en una grave crisis. 

Los crecimientos esperados en la instalación de paneles solares en todo el mundo son impresionantes.

Por poner un gráfico de los muchos que existen.

Como siempre, el límite de este tipo de crecimientos viene dado por los cuellos de botella que se producen en la fabricación. En el caso de la fotovoltaica es la escasez de plata.

Hemos entrado en un déficit permanente del mercado de plata y no se va a resolver en el futuro. El consumo de plata para la fotovoltaica puede alcanzar los 250 millones de onzas en 2024 (con una demanda industrial de 690 millones de onzas, frente a una producción minera un poco mayor de 800 millones de onzas). 

El gráfico de la producción futura (uno de tantos) 

Aparentemente se puede sustituir la plata por el cobre, pero el problema que lleva arrastrando esta sustitución, es que el cobre no se "pega" bien a los paneles y por el momento no se ha encontrado la forma de cambiar la plata por el cobre en la producción global industrial (fuera de las pruebas de laboratorio). Por lo tanto, el crecimiento seguirá mientras los inventarios acumulados de plata aguanten, pero es dudoso que se pueda convertir en un nuevo sistema que culmine una transición energética, si la plata desaparece.  

4º). Uranio.

Otro elemento en el que se han depositado muchas esperanzas es la energía nuclear de fisión (la de fusión tal vez en 30 años).

Pero volvemos a encontrar problemas de escasez cuando el pico de producción del uranio, hace tiempo  que se instaló.

Un gráfico muy conocido que muestra un doble pico entre 1980 y 2015. Lo mismo que este gráfico está muy difundido, es universalmente ignorado, mientras el mercado esté bien abastecido. Los precios del uranio han comenzado a subir y esta mañana nos despertamos con otro espectacular aviso de la propia industria.

El mayor productor del mundo Kazatomprom advierte que no podrá cumplir con las expectativas de producción y señala la posibilidad de que el mundo no tendrá suficiente oferta de uranio, tan pronto como 2030.

Conclusión.

Uno tras otro, todos los elementos fundamentales para sostener nuestra civilización desde el punto de vista energético, están declarándose en huelga. La escasez va por barrios, pero todos coinciden que en 2030 el problema será muy, muy grave.

Seguimos pensando que la impresión de dinero lo soluciona todo y ya estamos viendo que existen numerosos cuellos de botella en la extracción de elementos vitales para soportar y mantener el sistema energético mundial, tanto el actual como el futuro (con transición o sin ella).

La razón por la que no experimentamos problemas de abastecimiento en nuestra vida diaria es que existen extensos inventarios  de esos elementos fundamentales. No obstante, la disminución de inventarios es continua y dentro de unos pocos años, al ritmo actual, los inventarios no serán suficientes para cerrar la brecha oferta-demanda, con lo que los precios deberán reflejar en una primera instancia este desajuste y más adelante, si no se encuentran más reservas (como parece el caso si verificamos el ritmo de descubrimientos de los últimos años), lo pagaremos con escasez y restricciones, poniendo de manifiesto una vez más, el fatídico entorno de 2030, como foco de todos nuestros problemas. 

De momento, como referencia importante, la inflación se ha instalado en los costes de extracción de todas las actividades relacionadas con la minería y la presión sobre los precios de algunas materias primas es evidente.     

En lugar de intentar resolver (por más que parezca complicado) la escasez de reservas, el mundo se encamina hacia una guerra (militar o económica) a gran escala, para determinar si la lucha por los recursos es suficiente para salvar la civilización occidental.

Volviendo al principio, la opinión pública sigue en Matrix. No se ocupan ni preocupan de la sucesión de picos de producción de las diversas materias primas y prosiguen su vida como si nada malo fuera a ocurrir. Hasta que la escasez no explote en sus narices y se convierta en desabastecimiento (ausencia de gasolina en la estación de servicio, por ejemplo), nadie será consciente del problema que está ya emergiendo. 

Pero claro, si la institución encargada de velar por la información (IEA) nos estaba diciendo hasta ayer, que existía un gran exceso de oferta de petróleo en el mercado y de repente (literalmente) dice que pasamos de un exceso de 2 millones de b/d a un ligero déficit, sin que medie ningún cambio, no podemos esperar nada del resto de la población, ignorante totalmente de la dinámica de los mercados de materias primas.

En el caso de los tecno-optimistas (defensores de una solución tecnológica como salvaguarda de la humanidad) recordar que la tecnología no solo no es inmaterial, sino que consume enormes recursos físicos.  

Si la ignorancia no exime del cumplimiento de la ley, el desconocimiento de los mercados no nos salvará de las consecuencias de una escasez cada vez mayor.

Como dice Tim Morgan, ya estamos en el pico de casi todo (y no se refiere solo al peak everything de las materias primas). Un buen resumen se encuentra en este párrafo.

"No puedo evitar la convicción de que muy pocas personas entienden realmente que lo que estamos experimentando ahora no es una especie de estancamiento económico temporal, sino la cúspide de un cambio fundamental para el cual las sociedades no están preparadas."

Saludos.