2030. Los cuatro jinetes del apocalipsis.

 La década de 2020 a 2030 va a suponer ese periodo de transición entre la era del crecimiento y el comienzo del decrecimiento. El paso de una actividad económica pujante desarrollada en los dos últimos siglos a una contracción perpetua en las siguientes décadas tras 2030, se va a producir (en realidad, se está produciendo) en esta trascendental década.

Una meseta para el cambio cuya característica fundamental es la montaña rusa definida por una sucesión de crisis que vamos experimentando a lo largo de este periodo. El recuento es conocido.

1º). A finales de 2019, la crisis de los repos en USA desató la impresora de la FED y se declaró que la liquidez proporcionada por la todopoderosa institución sería suficiente para enjugar cualquier atisbo de contracción monetaria.

2º) A comienzos de 2020, la pandemia impactó con fuerza en todo el mundo y nos confinaron durante unos meses. Las secuelas de este movimiento han durado años y todavía no se han superado completamente.

3º) La primera consecuencia del confinamiento y su posterior reversión, fueron unas reaperturas a diferente velocidad que supusieron una ruptura de las cadenas de suministro. 

4º). Los problemas de adaptación  en el comercio mundial, dieron comienzo a un periodo inflacionario, posteriormente agravado por la invasión de Ucrania.

5º). La guerra en Ucrania y las sanciones posteriores a Rusia, contribuyeron a afianzar el incremento de precios que ya se venía produciendo como consecuencia de la escasez de algunos suministros.

6º). Una crisis energética estalló en 2022, debido a la subida de los precios del gas y la electricidad en Europa, sobre todo. Los alimentos también empezaron una escalada que continua en nuestros días.

7º). Un resultado natural de las fuertes subidas de precios, fue el aumento de los tipos de interés en todo el mundo, para intentar frenar los incrementos de la inflación.

8º). Cuando ya casi habíamos controlado los precios, el ataque de Hamás en Israel dio inicio a la guerra de Medio Oriente, con varios países afectados. El conflicto Israel-Irán preside todas las operaciones, con su correspondiente derivada sobre el mundo del petróleo.

9º). Todo lo acontecido desde 2020, ha estado salpicado de un endeudamiento masivo (para compensar cada una de las pequeñas crisis que han jalonado el periodo) que sumado a unas cifras anteriores ya elevadas, ha puesto de manifiesto un grave problema consecuencia de una terrible combinación. Una deuda gigantesca y unos pagos por intereses demasiado grandes que suponen la necesidad de financiarlos con más apelación a la impresora, entrando en un círculo vicioso de difícil solución. 

10º). Desde 2020, estamos inmersos en una aceleración de la transición energética. Este "gran proyecto" exige unas inversiones billonarias anuales, en un momento delicado por las grandes deudas de los principales países del mundo. 

No se puede superar semejante acumulación de crisis sin consecuencias desagradables. La pérdida del poder adquisitivo funciona como un opaco mecanismo de ajuste, cuyas repercusiones afectan al potencial consumo de Occidente. El paso del crecimiento al decrecimiento, se va viendo ofuscado por los datos oficiales, donde las medias estadísticas ocultan el retraimiento en la capacidad adquisitiva de amplias capas de la población. El PIB sigue creciendo sí, pero ya no todo el mundo se beneficia de este crecimiento medio. Los ricos son más ricos y su aportación es mas que suficiente para conjugar los descensos de la parte más desvalida de la sociedad. La contracción económica ha comenzado pero como la fiesta va por barrios, todavía no somos plenamente conscientes de este hecho.

Ahora tenemos una deuda impagable, un sector industrial en Europa que brilla por su silente desaparición, mientras las empresas incapaces obtener márgenes positivos debido a la carísima energía, plantean su traslado a zonas con un menor gasto energético. El paro es el último componente que empezará a flaquear, cuando las empresas vean que ya no se puede aguantar más y las renovaciones de empleos temporales no se cubran con nuevos puestos. El turismo ha vivido su último gran año, porque cuando el paro comience a aumentar, las cifras de visitas caerán en proporción.

El sistema está reaccionando ante estos previsibles movimientos y ha comenzado a reducir los tipos de interés, con la esperanza de una pronta reactivación. 

Otro problema adicional es la competencia con Asia y sobre todo con China. Si uno de los pilares fundamentales es la transición energética, que creará múltiples nuevas empresas al tiempo que necesita una enorme cantidad de puestos de trabajo, se encuentra con una competencia feroz con China. Este país está muy adelantado tanto en la industria fotovoltaica, como en la eólica. También las baterías se fabrican mayoritariamente en China y no digamos de la adelantada industria automovilística eléctrica. Es decir llegamos tarde, mal y nunca.

Y ahora que se propone.

Según los expertos de IEA, se necesitan cuatro billones de dólares anuales para llevar a buen término la transición energética y eliminar los combustibles fósiles. Una idea fantástica que mata varios pájaros de un solo tiro.

Pero si bien disponemos de una magnífica impresora para dotar de recursos monetarios, las inversiones pertinentes, es preciso preguntarse si las materias primas imprescindibles para culminar la transición están también disponibles.  Y aquí es donde comienza este post, con la presentación de los cuatro jinetes del apocalipsis, el petróleo, el gas, el cobre y la plata (todos ellos vitales para culminar la ansiada transición energética). 

Caminando a lomos de sus corceles, estos cuatro jinetes son los heraldos del juicio final. Anunciando el fin del crecimiento, nos advierten de un periodo de guerras por los recursos, hambre, enfermedades y miseria, producto de una combinación dantesca. El agotamiento de los recursos (el símbolo que los jinetes representan) combinado con la débil situación de la economía mundial,  es lo que precipitará una "posible o probable" guerra por los recursos, de la cual, ya tenemos un adelanto en los actuales conflictos de Ucrania y Oriente Medio, sin descontar la posibilidad de otros escenarios.  

Una pequeña explicación para cada uno, nos pone en antecedentes e ilustra el complejo panorama que se presenta ante nosotros.

Petróleo.

El mundo consume 30.000 millones de barriles cada año. Hasta 2030, casi 200.000 millones habrán desaparecido de las reservas. 

La situación actual de la producción de petróleo mundial es esta.

Estamos en la meseta post-peak oil, tras el máximo de Noviembre de 2018, con una producción alrededor de 82 millones de b/d.(llevamos cerca de diez años en esta zona).

Si miran este gráfico, las reservas que queden producto de restar el petróleo consumido de la línea roja, apenas darán para 15 años más. 

 

A partir de 2030, el declive de la producción mundial de petróleo experimentará un abrupto descenso.

Gráficos como este, representan una idea aproximada de la caída de la producción esperada, en función de los nuevos descubrimientos. Si no se reponen reservas con nuevos descubrimientos, el declive será muy rápido.

 

La baja tasa de reposición de reservas, consecuencia de la casi total ausencia de nuevos descubrimientos, supondrá una reducida puesta en marcha de nuevos proyectos, lo que unido al agotamiento de los viejos campos supergigantes, implicará una caída drástica en la producción de petróleo. 

Las características de declive de los pozos de shale oil, no ayudará precisamente a mantener la producción y con todos los campos restando, la producción caerá con fuerza en poco tiempo. 

 Gas.   

Aunque las reservas de gas son considerablemente más altas que las del petróleo, de nuevo la producción procedente del shale gas americano causará un enorme descenso a partir de 2030. Además, en este caso, la demanda se espera que siga creciendo con fuerza más allá de 2030, haciendo el gap entre oferta y demanda, más grande.

Incluso la IEA se muestra preocupada (y sorprendida) ante el incremento de la demanda de gas.

• "La demanda mundial de gas natural está aumentando más rápido de lo previsto, y la Agencia Internacional de Energía (AIE) advierte de una posible escasez de suministro debido a una inversión insuficiente en la producción.
• La creciente dependencia de Europa del GNL, impulsada por la disminución de los suministros de gas ruso, podría generar mercados internacionales de gas más volátiles.
• La lenta expansión del suministro de GNL se debe al aumento de los costos de construcción, los desafíos regulatorios y las políticas ambientales."

En el caso del gas, EE.UU. aporta el 25% de la producción mundial. Pero la mayor parte procede de los yacimientos de shale oil-gas. Un parte viene de los pozos de petróleo que tienen gas y líquidos de gas natural asociados. Cuando la producción de shale oil empiece a descender, también lo hará el gas asociado. Si los pozos de gas, también comienzan a declinar con fuerza, nos encontraremos con otra rápida caída.

Tanto el caso del petróleo de lutitas, como el caso del gas, presentan una gráfica similar en USA. La producción convencional lleva más de 50 años declinando y el periodo del shale se vivirá como un pulso de energía con una duración de 20-25 años. Una vez terminado este pulso, la tendencia continuará inalterable, como se muestra en este gráfico y la producción resultante será solo marginal.

La pérdida de la producción de gas estadounidense (25% del total mundial), será insustituible y mucho más grave si la demanda continúa creciendo. Aquí está una infografía con la parte de producción por países.

Cobre.

Acabo de presentar el último informe sobre las previsiones del mercado del cobre.

Un gráfico resumen ya nos dice donde estamos y hacia donde vamos.

De nuevo, la oferta menguante no es capaz de seguir la demanda y los gaps comienzan  a ser muy grandes a partir de 2030.

Como en el caso del petróleo, los descubrimientos de nuevas minas de cobre en los últimos años, son decepcionantes...

"Según el informe anual más reciente sobre descubrimientos de cobre de S&P Global Market Intelligence, hubo:

…239 depósitos de cobre descubiertos entre 1990 y 2023… hemos registrado solo cuatro descubrimientos de los últimos cinco años (2019-2023), por un total de 4,2 Mt de cobre… Los descubrimientos de la última década representan solo 14 de los 239 depósitos incluidos en el análisis"

 ... mientras la demanda sigue creciendo con fuerza.

"la demanda mundial de cobre crecerá alrededor de un 70% a más de 50 millones de toneladas (Mt) al año para 2050".

Plata. 

Este metal no solo es fundamental para la industria fotovoltaica, sino que todos los dispositivos electrónicos necesitan pequeñas cantidades de plata para su buen funcionamiento.

"La plata es indispensable para aplicaciones en dispositivos electrónicos porque es el metal más conductor del mundo. Asimismo, es relativamente fácil de serigrafiar, dispensar a través de un chorro de tinta, imprimir en aerosol o en rollo (como las tintas convencionales). También ofrece resistencia a la corrosión, capacidad de plegarse y estirarse sin romperse, todo ello mientras mantiene su conductividad eléctrica. La plata es ideal para dispositivos como sensores que requieren alta reflectancia, otra característica sobresaliente del metal"

En el caso de la plata, la escasez está muy avanzada, con déficit promedios anuales de más de 200 millones de onzas en los cuatro últimos años. La oferta es incapaz de seguir la demanda y ya se ha reconocido que los déficit serán permanentes.

Los inventarios no dejan de caer y a este ritmo en pocos años nos quedaremos sin inventarios.

 

Uno de los principales problemas de la plata es que se obtiene como un subproducto de otras minas en un 75% de su producción, por lo que un incremento en el precio de la plata afecta a la posibilidad de abrir nuevas minas primarias de plata, pero al ser solo el 25% de la producción minera total, no podría incrementar mucho el total disponible.

Perspectivas.

Bien , ya he descrito el panorama futuro para estas cuatro materias primas.

Ahora es preciso plantear la situación actual y cuales son las perspectivas futuras, para entender porque estos cuatro elementos se asemejan a los cuatro jinetes del apocalipsis.

El sistema energético esta basado en los combustibles fósiles. Del total de energía primaria, la generación depende de un 82% de los combustibles fósiles, por lo que hablar de un descenso apreciable de la producción de petróleo-gas a partir de 2030, pone en peligro el mantenimiento del sistema. 

Consumo energía primaria por fuente.

Y si aceptamos la dependencia directa del crecimiento económico, respecto del incremento energético, cualquier retroceso en la producción de energía ponen en grave peligro, no solo el futuro crecimiento económico, sino que incluso nos aboca a un descenso económico relativamente profundo.

La dependencia del crecimiento económico respecto del consumo de petróleo se muestra en esta gráfica.

"El crecimiento del PIB real mundial está relacionado con el consumo de petróleo, pero este último es sistemáticamente inferior al crecimiento del PIB. A continuación, mostramos el crecimiento anual del consumo de petróleo desde 1972 en comparación con el crecimiento del PIB real deflactado. Podemos lograr un ajuste razonable si el consumo de petróleo se combina con el crecimiento del PIB mundial deflactado en un 2,07 % anual."

 La intensidad energética del uso del petróleo está disminuyendo respecto décadas pasadas y cada vez usamos más otras fuentes de energía como el gas o las renovables, al tiempo que la mejora de la eficiencia, nos permite usar menos petróleo por unidad de crecimiento. 

Pero seguimos dependiendo del petróleo, como muestra el gráfico y si este se va a agotar pronto, necesitamos sustituirlo. 

La solución es la transición energética. Supongamos por un momento que conseguimos resolver satisfactoriamente, la sustitución de los combustibles fósiles mediante la electrificación extendida de todos los sistema energéticos. Tanto las industrias renovables como la fabricación de coches eléctricos y baterías , necesitan una cantidad enorme de cobre (y plata). Pero de nada sirve invertir billones de dólares, si no existen (a un precio razonable) las reservas de cobre para extraer las cantidades necesarias para desarrollar la transición.

Así pues, nos enfrentamos a un doble colapso. Tanto si seguimos sosteniendo el sistema actual basado en los fósiles, como si intentamos concluir la transición a una sociedad electrificada, nos faltan materias primas. Y si en un esfuerzo por extraer mayores cantidades de minas con baja concentración, consiguiéramos el éxito, los precios de las materias primas deberían ser tan elevados que seguramente harían inviable el nuevo sistema, bien por la carestía de las nuevas fuentes de energía , bien porque agotamos el petróleo (ya escaso) necesario para extraer concentraciones tan bajas, que requieren enormes movimientos de tierra.

Estamos ante un encrucijada delirante. 

Por un lado, el sistema se encuentra muy endeudado, seguramente como consecuencia de estirar demasiado los presupuestos nacionales, para mantener el sistema del bienestar. El ejemplo estadounidense es espectacular.

Deuda pública USA.

La capacidad de ahorro de la población americana, está en negativo (como en 2008) y eso no es habitual ...

"El ahorro estadounidense se ha desvanecido desde la crisis de la COVID-19. Hoy, los hogares, las empresas y el gobierno consumen más capital del que producen. Desde el primer trimestre de 2023, el ahorro neto nacional estadounidense se ha vuelto negativo, una situación poco común que solo se ha producido dos veces desde 1947: entre 2008 y 2011, y en 2020:"

Al mismo tiempo, queremos cambiar el sistema energético basado en combustibles fósiles muy densos energéticamente, por otro sistema con una densidad  energética mucho menor. El resultado implica invertir cantidades billonarias, que se suman a unas deudas impagables, con el riesgo de provocar la quiebra del sistema fiduciario. Y lloviendo sobre mojado, el cambio implica pasar de materias primas escasas a materias primas también insuficientes, con lo que no resolvemos nada.

Hasta ahora, el sistema energético se mantiene porque todas las fuentes son necesarias para atender el crecimiento de la demanda. Pero en el futuro, la sustitución de los combustibles fósiles, nos pondrá en graves aprietos para atender una demanda creciente, justo en el momento en que la oferta de materias primas vitales, flaquea. 

El último caballero blanco que pretende encontrar una respuesta a nuestros problemas es la IA. La tecnología es el sueño ideal de toda la población humana. La capacidad para encontrar soluciones a los problemas que van surgiendo es el argumento perfecto para evitar estrellarnos contra el cenit de la civilización. Pero acabamos de empezar con la IA y ya tenemos un grave problema, su necesidad exponencial de energía. Los centros de datos consumen una cantidad ingente de energía y el uso de la IA, dispara la demanda de una energía que no sobra. Tanto que Microsoft (y otras compañías) están recuperando viejas centrales nucleares para satisfacer el brutal consumo de energía.  

  "Acuerdo histórico. Microsoft acaba de firmar su mayor acuerdo de compra de energía hasta la fecha. Gracias a este acuerdo, la compañía energética Constellation Energy reabrirá la central nuclear de Three Mile Island, en Pensilvania.

Cerrada desde 2019, la planta sumará 835 MW de electricidad libre de carbono a la red. Microsoft se ha comprometido a adquirir su producción total durante 20 años para alimentar los centros de datos de su inteligencia artificial."

   

Resolver este acertijo es la tarea que nos encomendamos, pero mientras tanto, la espada de Damocles  pende sobre nosotros, porque ya estamos en tiempo de descuento. Y la escasez de los principales componentes de ambos sistemas energéticos, avanza sobre nosotros, cual jinetes del apocalipsis.

Después de la meseta pre-crisis 2020-2030, el agotamiento de los recursos energéticos combinado con una deuda insostenible, nos precipitarán al abismo. Los sistemas complejos como el nuestro llevan mal los ajustes lentos (debido a las retroalimentaciones negativas), por lo que una forma de colapso es esperable en el futuro. Tampoco se puede descartar la lucha por los recursos, una vez estos empiecen a escasear. 

Nada nuevo bajo el sol.  

Incluso en el caso que consiguiéramos retrasar unos años la escasez prevista de materias primas, es indudable que ya estamos al final de un ciclo civilizatorio expansivo y solo estamos ganando tiempo antes del inexorable final. Quizás por ello, el "Gran Reset" anunciado en 2020, tenga más de final que de principio de una revolución, solo que se les ha "olvidado" comunicárnoslo.

Como se puede concluir al leer el post, no es que tengamos dificultades con la extracción de un solo elemento vital, que podemos sustituir por otro, sino que es un problema extendido a todo el sistema de materias primas vitales. Es hora de reivindicar el análisis de los límites del crecimiento y asumir sus consecuencias.

Desde 2008, los principales gobiernos y los BC asociados, están intentando evadir la realidad, apoyados en una impresora mágica. La aceleración del incremento de deuda es vertiginosa. Pero si la impresión de dinero puede no tener un fin cercano, la realidad geológica si lo tiene. Y llegado el momento (estamos muy cerca de ello), nada podremos hacer por mucho que sigamos imprimiendo esos papelitos de colores.

 

   

Solo una opinión.

Saludos.  

PD. Una muestra de la desesperación por obtener petróleo de donde sea es esta noticia. 

¿Volvemos a los tiempos de la II Guerra Mundial?

https://oilprice.com/Latest-Energy-News/World-News/Chinese-Miner-to-Build-Facility-to-Turn-Coal-Into-Petroleum-Products.html  

"La mayor compañía minera de carbón de China invertirá unos 24.000 millones de dólares en la construcción de una instalación para la conversión de carbón en productos derivados del petróleo"