Ya tenemos fecha para el cenit de la civilización.

 Defender la tesis del cenit de la civilización es complejo, en medio de una burbuja de todo. Los partidarios del crecimiento infinito a menudo aluden a la mejora de la calidad de vida, las bolsas en máximos, los bares llenos y el turismo a rebosar, como justificación evidente de una sociedad opulenta y en crecimiento, al menos en Occidente. 

Cuando se vaticina un cambio sustancial, debido al agotamiento de los recursos acompañado de una deuda mundial prácticamente impagable (que se perpetúa con nuevas emisiones de deuda para saldar los intereses y financiar los crecientes déficits presupuestarios), surge la primera cuestión inmediatamente, sobre cuando se producirá ese cenit. 

No es suficiente con decir que es un proceso que se desarrolla a lo largo de decenas de años, es imprescindible adelantar una fecha, para "comprobar" la fiabilidad de la tesis.

Hasta ahora, la fecha estaba más marcada por la llegada del peak oil en Noviembre de 2018, pero como seguimos en una meseta de producción, en torno a los 82 millones de b/d, hasta que esa meseta no se convierta en un descenso apreciable, no podremos dar por válido el inicio del decrecimiento.

Como todo el mundo tiene un plan, el cenit siempre ha estado cuestionado por el ingenio humano. La rara habilidad de nuestra especie, que consigue encontrar soluciones milagrosas a cualquier atisbo de caída en el crecimiento, ha permitido crear un plan alternativo. La llamada transición energética va a solucionar de golpe todos nuestros problemas. No solo va a resolver el cambio climático, sino que además va a enviar al petróleo (y los combustibles fósiles) al "infierno" del que nunca debieron salir y va a lograr por fin, eliminar nuestra total dependencia del viscoso y negro elemento.

Pero si la sociedad ha crecido durante setenta años gracias al petróleo, la transición significa una electrificación total, con el cobre como elemento vital que interviene en todos los sectores protagonistas de la transición energética. Es fundamental en la construcción de infraestructuras de redes, en la generación de energía eólica y fotovoltaica, en la implantación de la movilidad eléctrica, en la aplicación extendida de un sistema de baterías de respaldo y en general,  en todos los procesos en los que intervenga la electricidad. 

Agotamiento recursos vitales.

Hasta ahora teníamos una hoja de ruta que marca los años 2025-2026, como inicio del decaimiento de la producción de petróleo en el shale oil americano (responsable casi en solitario del incremento de producción de petróleo en la última década). La producción convencional alcanzó un pico en 2005 y se mantuvo en una meseta hasta 2016-2017. El petróleo no convencional del shale oil, contribuyó a alcanzar un nuevo pico y desde entonces, estamos esperando el descenso para el no convencional, que marcará también la salida de la larga meseta.

Una vez más, este gráfico es perfecto para mostrar tanto la línea convencional (en rojo), como la suma de todos los petróleos (línea azul). Se puede ver como la llegada del pico convencional, causó la entrada de los precios del petróleo en una montaña rusa, tras décadas de estabilidad en torno a 25$/barril.

 

Parece que no importaba mucho si la producción de petróleo comenzaba a descender porque teníamos como sustituto la transición energética. Pero esta semana la IEA (Agencia Internacional de la Energía) ha "soltado" un informe que advierte en su escenario base (contiene los proyectos en curso más los ya aprobados-anunciados) que la producción de cobre comenzará a descender en el año 2026, con un gráfico fundamental.

Por lo tanto acabamos de cerrar el círculo , poniendo el foco en 2026, fecha en la que coinciden las dos previsiones más duras, para mostrar el inicio del descenso de la producción de petróleo y al mismo tiempo, el comienzo de la caída de la producción de cobre.

Por supuesto, un cierto racionamiento de petróleo y un mayor reciclaje del cobre, pueden prolongar unos años , la escasez esperada de ambos componentes, pero ya estamos corriendo a contrarreloj. Y no nos engañemos, impulsar el reciclaje o la economía circular, no dejan de ser parches para ganar tiempo, si el descenso de la producción ha comenzado. No sirven para sostener en solitario una civilización con demanda creciente de todo tipo de materiales. En todo caso, pueden servir para mantener una civilización mucho más pequeña, pero no sería la nuestra, al menos con los parámetros actuales.

Burbujas en los mercados y exceso de deuda.

Al mismo tiempo que se suceden las noticias sobre un posible inicio del agotamiento de los recursos, las burbujas en los mercados siguen su curso. La bolsas occidentales están en máximos históricos, eliminando de una vez por todas la noción de riesgo de la ecuación que comparten con la rentabilidad. Si una vez el binomio riesgo-rentabilidad presidió la inversión en los mercados, la actuación irresponsable de los Bancos Centrales, desde la crisis de 2008, ha conducido a la creencia de que las bolsas nunca caerán con fuerza porque los BC no lo permitirán, interviniendo rápidamente para evitar males mayores. Así, la bolsa solo tiene una dirección (hacia arriba, por supuesto). Al mismo tiempo que se desarrolla esta burbuja, asistimos a una explosión de deuda (sobre todo pública), donde los estados se permiten financiar todo tipo de pagos, conocedores de la potencia de la impresora de los BC. 

Estamos ante tiempos desconocidos, donde el mercado premia las ingentes nuevas emisiones de deuda, con tipos más bajos (o la previsión de tipos a la baja). Como dice un experto, no se entiende como funciona el mercado de bonos actual. 

El exceso de deuda preside las economías principales. La necesidad de generar cinco dólares de deuda por cada dólar de crecimiento del PIB, nos permite creer que la economía sigue creciendo de forma natural, cuando no es así.  El estallido de la deuda a partir de la pandemia de 2020, ha podido perfectamente, enmascarar un crecimiento que no ha sido tal, sino el resultado de una generación de deuda impagable, que impulsa los índices de forma artificial. Al mismo tiempo, la necesidad de mantener el crecimiento (natural o artificial) a toda costa, conduce a una inestabilidad del sistema fiduciario, cuando se entra en la espiral infernal de la emisión de deuda, como único medio para pagar la deuda contraída con anterioridad.  Este circulo vicioso es la antesala de la destrucción del sistema fiduciario, cuando la confianza en la moneda se pierde por el recurso continuo a la impresora de los BC. La inflación que estamos soportando, no es más que un reflejo de la devaluación monetaria por abuso de la inyección permanente de dinero, y la dificultad de reconducir las cifras de inflación no deja de ser una consecuencia del agotamiento del sistema, que solo puede recurrir al endeudamiento masivo, como método para mantener intacto el crecimiento contable de los PIB.     

La IA, como motor del crecimiento ha sustituido la antigua burbuja.com por la nueva burbuja IA. El Nasdaq muestra un gráfico espectacular, como representante tecnológico del movimiento.

Lejos queda la explosión de la burbuja.com en el año 2000, con una burbuja actual mucho mayor y en crecimiento todavía.

Geopolítica

Junto a la burbuja de la deuda-bolsa, amplificada por el sistema fiduciario global y al comienzo de la fase de agotamiento de los recursos, ha explotado la lucha por la hegemonía mundial, en parte debida a los dos puntos anteriores, pero sobre todo al final del periodo expansivo dominado por los EE.UU., tras la segunda guerra mundial. La no aceptación de un mundo multipolar, sin un "controlador" claro, está causando múltiples conflictos que pueden desembocar en una guerra mundial (militar). Por supuesto, la guerra comercial hace tiempo que estalló, pero la formación de dos bloques antagónicos (OCDE y BRICS+), puede conducir a un enfrentamiento, quizás prolongación y extensión de los conflictos actuales en Ucrania y Oriente Medio.

China ha centrado todo su crecimiento en la transición energética (energías eólica-fotovoltaica, fabricación de baterías y movilidad eléctrica), basando gran parte de su negocio en la exportación de bienes relacionados con la transición energética. La aplicación de aranceles intimidatorios a todos estas empresas-productos y la posible extensión de la lista de aranceles a la Unión Europea, pone contra las cuerdas la economía china. Es una declaración de "guerra" comercial a todos los niveles y deja pocos recursos a China para enfrentarse a ella. La dinámica de imposición de sanciones y su respuesta, conduce a la fragmentación del comercio mundial en dos grandes bloques.

La sustitución del sistema SWIFT que controla todas las transacciones en el mundo , por sistema digitales nacionales o internacionales, puede poner punto y final a un sistema que ha durado más de cincuenta años, permitiendo el dominio completo de los intercambios comerciales bajo el yugo del dólar.

Otra razón más para interpretar estos movimientos como la cima de la civilización, pues la partición del comercio mundial en dos bloques incompatibles, reducirá el comercio mundial y dará comienzo a una fase de autarquía entre bloques. Los recursos están en un bloque y la tecnología en el otro, pero si no se pueden intercambiar, la deslocalización resultante, también traerá una perdida de competitividad y un descenso de los intercambios comerciales mundiales, por no hablar de la posibilidad no despreciable, de una guerra a todos los niveles.

Conclusión.

Por lo tanto, todos los aspectos que afectan al cenit de la civilización están presentes y se agrupan en torno a unas fechas concretas. 2025-2026, debería marcar el comienzo del fin, con una fase de meseta levemente descendente hasta 2030. En todo caso, seguiré monitorizando los acontecimientos para marcar el ajuste fino. Por supuesto, no podemos olvidar que el cenit sigue siendo un proceso largo, por lo que pocas diferencias se observarán en los datos fundamentales, para el periodo inmediatamente anterior y posterior (2020-2030) a la consecución del cenit.  Recordar que la característica fundamental que debe representar el cenit es el decrecimiento y por asociación inevitable, la caída del sistema capitalista vigente en Occidente. Todos sabemos que este sistema es incompatible con el decrecimiento, por la tendencia al empeoramiento general en todos los ámbitos económicos, que solo están diseñados para funcionar en medio del crecimiento continuo.

Con toda seguridad, la certificación del cenit solo se podrá reflejar con mucho retraso. Es muy posible que solo seamos conscientes de ello, pasados unos años, por lo que el debate no se cerrará definitivamente, hasta que no sea completamente evidente para todos, el descenso apreciable en la actividad  económica en el primer mundo. 

Referencias básicas a vigilar como indicadores serán la explosión de las burbujas (bolsa-deuda), la caída evidente en la producción de petróleo y cobre, o el inicio de una guerra mundial, acompañada de racionamientos y prohibiciones múltiples.

Me despido con unas palabras de Tim Morgan, que resumen la situación descrita en el post, en un par de frases.

"El gran hecho tácito de la década de 2020 es que la economía global está en proceso de pasar del crecimiento a la contracción y, una vez más, se trata de un proceso que nadie puede detener, y mucho menos revertirlo."

    

Veremos.

Saludos.