Hoja de ruta para el final del sistema.

 Acabo de entregar el "desmoronamiento del sistema" y por supuesto, la pregunta es cómo termina el sistema.

Nadie tiene la bola del futuro y hacer predicciones sobre el futuro es como invertir en la lotería comprando todos los números del sorteo. Es decir, ya sabes por anticipado que te vas a equivocar.

Por lo tanto, solo podemos hacer estimaciones basadas en la tendencia, intentar integrar los posibles cisnes negros (detonantes) en la tendencia principal y conjugar una hoja de ruta que detalle los principales acontecimientos, asignándoles un espacio temporal a cada uno de ellos.

La tendencia principal se resume en el proceso que se inició en 2008 y cuyo desarrollo no deja lugar a dudas. Se va a hacer todo lo posible para mantener el sistema vivo, a costa de lo que sea necesario. 

La principal herramienta es la deuda. Todo gira en torno a ella. Se utiliza para financiar los proyectos, para cubrir los déficit presupuestarias, para invertir en la transición energética, para escalar un rearme generalizado y para apoyar el desarrollo completo de la IA y sus centros de datos asociados. Como los ingresos públicos no dan para todo, el estado del bienestar occidental solo se mantiene gracias a los complementos monetarios asociados a un fuerte incremento de la deuda.

Otro factor fundamental es la solución de las crisis mediante el aumento de deuda en el grado necesario.

Durante muchos años, la deuda creció amparada en unos tipos de interés muy bajos o incluso negativos. esto facilitaba el control de los gastos financieros y como la inflación se mantuvo contenida, el periodo de "bonanza" se alargó en el tiempo, hasta la llegada de la pandemia como comentaba en el post de ayer.

Las consecuencias del confinamiento, de la ruptura de las cadenas de suministro y de la crisis energética, acabaron con el periodo de gracia y dieron inicio a otro periodo inflacionario. Tras la espantada inicial, la inflación se redujo y entró en una posición "controlable". Ni demasiado bajo ni demasiado alto. Los tipos ya no pueden bajar a cero, pero tampoco están históricamente altos, hasta el punto de estrangular las finanzas mundiales. El problema es la acumulación de deuda que no de ja de crecer y aunque los tipos sean manejables, la presión comienza a afectar la inversión en bonos públicos.

Después de esta introducción paso a detallar los posibles detonantes de la crisis final, para explicar luego el comienzo de un periodo de pre-crisis con intervenciones forzadas de los BC, seguido de la fase final, donde los esfuerzos de gobiernos y autoridades varias, serán baldíos y no conseguirán impedir la explosión terminal.

a). Detonantes.  

La lista es larga.   

1º) Japón.       

La deuda pública del país nipón es enorme, y no hace falta analizar mucho para concluir que están perdiendo el control. La superación de niveles en el bono a 30 años, nos indica que es probable que el movimiento de desconfianza y falta de inversión se acelere, poniendo en peligro las finanzas japonesas, contagiando al resto del mundo.

2º) Las guerras.

Tampoco hace falta estudiar mucho para concluir que las guerras son letales. Mucho gasto, inflación, deudas sin control, en fin, esta parte no necesita explicación.

No solo tenemos la guerra de Ucrania, existe la posibilidad de una guerra en Venezuela, Irán (Oriente Medio) y Taiwán (sobre todo si existe algún precedente que justifique la anexión de Taiwán por China).

3º). Inflación. 

Cualquier escasez puede generar inflación (petróleo, cobre, etc.). Pero también una mala cosecha mundial, una guerra, unas sanciones o aranceles punitivos llevados a la máxima expresión, hay muchas opciones como generador de inflación. La inflación obligaría a elevar los tipos de interés y con la deuda alcanzada, es evidente que los ingresos se quedarían muy por debajo de los gastos, obligando a emitir deuda solo para poder pagar el incremento de los intereses, entrando en el círculo vicioso que dispara la deuda.

4º). Prohibiciones de exportación de elementos vitales. 

Como parte de la geopolítica, incluso sin guerras se pueden plantear opciones desastrosas. No exportaciones de petróleo de algunas zonas calientes, control de los elementos de tierras raras, negativa a exportar uranio, uso del refino de materiales como arma de negociación, hay muchas variantes que todos comprendemos. Al final podemos comprobar como todos los puntos que actual como detonantes están conectados entre si, y basta que alguno se active para que exista una retroalimentación positiva, afectando al resto.

5º). La separación en dos bloques.

BRICS+, Occidente o el tercer mundo. 

Por ejemplo, la confiscación de los depósitos rusos en poder de Europa, puede afectar a la confianza del tercer mundo y distorsionar los flujos financieros, así como la distribución de reservas en dólares o euros. La desconfianza en el sistema occidental puede ser un excelente detonante en combinación con el siguiente punto.

6º) Oro-Plata destinados a reservas.

Ya es un movimiento afianzado, pero puede explotar hasta extremos que desencadenen una corrida bancaria mundial. 

Si el dólar o el euro, dejan de ser vistos como reserva segura y ese papel (que ya está ganando enteros) pasa a ser ocupado por los metales preciosos, los movimientos financieros mundiales pueden producir una enorme inestabilidad en unos sistemas amenazados.

Y le precio del oro-plata ya empieza a reflejar esa desconfianza, pero puede ir a mucho más.

7º). La explosión de la burbuja de los mercados.

Los excesos en la IA, la cotización por las nubes de ciertos sectores, las criptomonedas, la inversión inmobiliaria, todo puede estar inflado en una burbuja alimentada por el exceso de liquidez y las condiciones financieras laxas. Y en un momento determinado, cuando la liquidez se agote, explotar de repente. No sería la primera vez ...

Hay muchos más detonantes y probablemente, el detonante definitivo  no sea debido a uno solo de ellos, sino a una combinación de varios, incluso de alguno que no he comentado.

Comienzo de la pre-crisis.    

Sin aparecer un detonante, la pre-crisis se puede posponer algún tiempo (poco porque la aceleración de la fase anterior indica la inminencia temporal).

Tras estallar el primer detonante o la combinación de varios, comienza un periodo de pre-crisis, donde el hundimiento de algún mercado o varios de ellos, obliga a intervenir a los BC y los gobiernos afectados.

En mi hoja de ruta, este periodo puede durar de 2026 a 2028.

Pongamos un primer caso. 

La deuda japonesa empieza a tener problemas de financiación, porque no encuentra suficientes inversores. Por fin, interviene el Banco de Japón con una nueva y monumental QE, dedicada a comprar deuda pública para bajar los intereses que ahogan el presupuesto nacional. Pero al mismo tiempo, la divisa se hunde como consecuencia de ello, por la huida de los extranjeros. Este proceso coge velocidad y se superan cotas peligrosas, en el sentido de generar inflación al tener que importar productos mucho más caros debidos a la devaluación de la divisa. Las idas y venidas de las intervenciones en el mercado de la deuda y de las divisas duran un par de años, tras lo cual, se decide una de las dos cosas. O dejar de comprar deuda o dejar de mantener la divisa. En el primer caso, el mercado de la deuda colapsa y en el segundo, la inflación se vuelve intratable. Por supuesto, la interdependencia de Japón con el resto del mundo, causa contagio y desestabilización del resto del sistema. El precio del oro alcanza cotas inimaginables y hay un peligro muy serio de pérdida de confianza.

En el resto de los supuestos de la lista de detonantes  es fácil ver como el comienzo de uno de ellos, rápidamente afecta a uno o varios de los demás, acelerando las dificultades y extendiendo el problema al resto del mundo.

En este periodo, las intervenciones de los BC son habituales y se convierte en un ciclo de montaña rusa, según la respuesta de los mercados. Pero cada intervención empeora el problema de base que es un exceso de deuda inmanejable. 

En algún momento, se alcanza una masa crítica que no es posible reconducir por la pérdida masiva de confianza.

En este punto es preciso distinguir si los gobiernos han conseguido introducir el sistema de monedas digitales o no. Si no lo han conseguido, el periodo de pre-crisis es mucho más corto, porque hay escapatorias para el dinero en efectivo, que vuela fuera del sistema con rapidez (corridas bancarias).

En el primer caso, el control es mucho más sencillo y la prohibición de dinero en efectivo, permite manejar las cuentas digitales imponiendo un control exhaustivo, mediante prohibiciones o racionamientos que limitan la inflación y el consumo. El problema es que no hay todavía un sistema digital y en Europa hasta 2029 no se implantará el euro digital, lo que impide el control hasta 2030. Si la pre-crisis comienza antes, es posible que no de tiempo real a implantar los nuevos sistemas digitales.

En esta hoja de ruta, supongo que no "disfrutaremos" del dinero digital, lo que no quiere decir que no se pueda adelantar su desarrollo, si lo consideran vital.

La Crisis.   

Entre 2028 y 2032, se debería desatar la crisis final, que ocurre cuando los BC y los gobiernos pierden el control. 

La tendencia vista desde 2008 nos conduce a un final por hiperinflación. La razón es sencilla, ningún gobierno va a dejar de intentar emitir moneda o deuda mientras sea posible. La alternativa es la crisis deflacionaria con una depresión gigantesca. Y si ello se puede evitar inyectando liquidez permanente se hará hasta el final.

Por supuesto, tarde o temprano, esta aceleración proyectada en la pre-crisis, termina por hacer mella en la población. Si un día vas a comprar huevos y te cuesta 3 euros la docena y al cabo de un mes te cuesta seis euros, está claro que la gente va a empezar a gastar más rápido su dinero (y sobre todo si los ingresos no crecen en la misma proporción). Pero este movimiento termina por acelerarse significativamente y en lugar de esperar un mes para doblar el precio, solo pasa una semana y luego es cada día ...

Si no solo son los huevos, sino que la cadena se extiende y son todos los productos los que son afectados por la inflación monetaria, al final la hiperinflación es imparable, por mucho que lo intenten. El paso de una secuencia con cierto control a la pérdida total es indistinguible y se solapa en el tiempo. No lo veremos llegar ... solo lo sufriremos.

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Como comentaba ayer en el post del desmoronamiento, desde 2020 hemos entrado en la fase final y podemos decir que el crecimiento de la deuda mundial en 2025, unido a la explosión del precio del oro-plata, está introduciéndonos en la fase de pre-crisis. 

La finalización de la QT por parte de la FED y la introducción de una QE encubierta, para comprar 40.000 millones de dólares en letras del Tesoro para atajar los problemas de liquidez que ya se están dando, contribuyen a incrementar los factores que justifican la entrada en esa pre-crisis.

Todavía no se ha desatado, pero sumen la lista de indicadores y verán que ya estamos muy cerca, si es que no hemos entrado ya. Quizás falta la explosión de la burbuja de los mercados, una elevación de la rentabilidad de la deuda pública occidental (que todavía aguanta) o una guerra en Europa (OTAN-Rusia, con esos mensajes de los últimos días recordando lo cerca que estamos de una guerra como la II Guerra Mundial).

Incluso si consiguiéramos retrasar estos detonantes, la escasez de petróleo (el exceso de oferta es puntual) y cobre están llamando a la puerta para el periodo 2028-2032 y por ello, es bastante difícil postergar el inicio de la crisis.

El problema es que una vez desatada la crisis hemos ido tan lejos que ya no tiene solución. No es suficiente con reinventar el sistema fiduciario, si al mismo tiempo tenemos escasez de materias primas. Y el sistema no admite decrecimientos sostenidos porque las empresas tienen que ganar más para poder funcionar correctamente. Incluso en el mejor de los casos (un realineamiento del sistema con un respaldo y un reset de deuda) tendríamos el problema de la escasez de petróleo-cobre. La transición energética no está funcionando a la velocidad requerida (es decir que no podemos esperar a 2050 para tener un sistema totalmente electrificado, cuando incluso mucho antes no tenemos suficientes elementos para sustituir los fósiles). Pero es que además, la crisis se realimenta de los problemas acumulados.

Un reset de deuda, eliminaría casi toda la inversión monetaria y sin inversiones, la producción de petróleo se reduce a la mitad en unos pocos años. No tenemos petróleo barato y sin inversiones, tampoco tendremos petróleo caro.

¿Podemos evitar la crisis?

Veamos los problemas.

A) Cualquier frenazo en el crecimiento de la deuda nos sumerge en una contracción económica, porque la deuda ha sido el motor del crecimiento en los últimos 17 años.  Y una recesión-depresión con los actuales niveles de deuda y las burbujas formadas, provocaría una quiebra en cadena seguido de una depresión brutal con fuerte aumento del paro al estilo 1929-1932.

B) Si no frenamos el crecimiento de la deuda, entramos en la espiral inflacionaria. Ya lo estamos comprobando, porque los precios no han vuelto a los niveles pre-crisis 2020. Y la deuda global está creciendo en 2025 como si estuviéramos sufriendo una nueva pandemia (este es el principal indicador desde mi punto de vista). Eso quiere decir que hemos perdido el control  y necesitamos aumentar la deuda a niveles de crisis, solo para mantener el sistema en funcionamiento. Una vez entramos en esta fase de aceleración, toda va más rápido  y probablemente, la desconfianza ya está impactando en los mercados, solo con ver el precio del oro-plata.

Por eso la hoja de ruta comienza el periodo de pre-crisis en 2026-2028, porque la aceleración ya está con nosotros. Luego es verdad que el periodo de pre-crisis se puede dilatar para intentar introducir la moneda digital y los controles. Pero incluso en ese caso, los racionamientos y prohibiciones no impedirían una contracción económica por reducción abrupta del consumo.

Si a estos movimientos le unimos la escasez de materias primas vitales, podemos entender la complejidad del problema. 

No veo soluciones factibles, solo una posibilidad de seguir ganando tiempo, como hasta ahora. Y en eso, hay que reconocer que se han vuelto tremendamente efectivos. 

Puesto que el sistema es reactivo, tras plantear la hoja de ruta solo queda monitorizar su evolución, dando por supuesto que las fechas y periodos de tiempo, solo son orientativos.       

                       

    

PD. Si se me permita una licencia, creo que el verdadero periodo de pre-crisis corresponde a 2020-2030, al estilo de este post. Pero espero un agravamiento (con detonante) y unas intervenciones de los BC mucho más potentes, aunque todo contenido bajo el mismo marco de actuación.