El inexorable colapso.

 La mayoría de las personas que habitan este planeta no entiende por qué el colapso es inevitable. Siguen pensando en la capacidad del ingenio humano como algo invencible, que va a resolver todos los problemas que aparezcan tanto en el pasado como en el presente o en un futuro más o menos cercano.

La escasez de materias primas se sustituye con otras materias primas equivalentes, la escasez de combustibles fósiles con las energía renovables, la escasez de alimentos con las nuevas técnicas agrarias o simplemente ampliando las hectáreas cultivadas, la deuda del sistema financiero con más deuda y la finitud de todo con mejor tecnología, más eficiencia y por último con la energía casi infinita que nos proporcionará la fusión nuclear. 

En esta explicación tenemos que comprender la esencia de un planeta finito al mismo tiempo que conocemos en profundidad la función exponencial.

Cada civilización ha seguido patrones semejantes. Primero nace de los rescoldos de la civilización anterior, luego, poco a poco se desarrolla durante siglos, por fin, entra en la madurez y en su deseo de prolongar la bonanza, intenta encontrar todo tipo de sustitutos para evitar la escasez, la degradación, la contaminación y el desgaste de usar el sistema financiero para avanzar un poco más. Cuando este proceso llega  a su fin, ni la eficiencia, ni la tecnología, ni los malabares de la contabilidad creativa de los sistemas financieros, son suficientes para mantener en el status alcanzado y todo se derrumba rápidamente. Las  variantes incluyen migraciones, guerras, hambre, enfermedades o colapsos económicos, pero el final es el mismo siempre. 

Ahora, una vez conocida la historia, deberíamos investigar en que momento del actual ciclo civilizatorio nos encontramos. Aquí surgen las discrepancias, porque el optimismo innato hace mucho daño y tendemos a creer que cualquier crisis se puede superar, solo mirando las innumerables crisis que jalonan el crecimiento de la civilización actual hasta nuestros días.

Desde la revolución industrial, donde aprendimos que la energía fósil aplicada a ciertas máquinas, consigue hacer el trabajo de muchos hombres, hemos evolucionado muchísimo. Primero liberando para el estudio a gran cantidad de personas que estaban "esclavas" de las tareas básicas como  la agricultura. Posteriormente, aparecen grandes avances científicos en todos los campos, por lo que podemos alimentarnos mejor, y vivimos más años (medicina y sanidad), contribuyendo a un rápido crecimiento de la especie (aumento de población) y a una gran mejora de la calidad de vida.

Pero en el camino, cada vez utilizamos más recursos, y aunque al principio son fáciles de extraer, con el tiempo vamos percibiendo más problemas a la hora de obtener grandes cantidades imprescindibles para mantener el status alcanzado. Éste relativo agotamiento de la mina Tierra, se ve acompañado de un excesivo uso de la deuda. Si cada vez cuesta más energía y dinero extraer los mismos materiales, al cabo de un cierto tiempo, la deuda ha crecido muy por encima de la sostenibilidad del sistema, porque se unen dos puntos que combinados resultan inasumibles. Por un lado debemos sufragar todo el estado del bienestar desarrollado en momentos de abundancia de recursos y por otro, la propia dinámica del sistema capitalista exige el pago de intereses de la deuda. 

Ahora es necesario hacer un pequeño esfuerzo y unir los puntos.

Cuando el sistema alcanza la madurez, nos negamos a enfrentarnos a la posibilidad de un descenso en los niveles de vida adquiridos. Y utilizamos todos los recursos (tanto financieros como materiales) para evadir esa posibilidad. Primero incrementamos la deuda hasta niveles que hacen incompatible el mantenimiento del sistema y el pago de intereses al mismo tiempo. La solución siempre es más deuda, al estilo de la caída del imperio romano. Allí se degradó la moneda, reduciendo al mínimo la cantidad de plata que contenía un denario. Ahora, simplemente abusamos de la impresora, aumentando la masa monetaria muy por encima del crecimiento económico, devaluando el valor de la unidad monetaria y dando pie a la aparición de una inflación sistémica. Si dejamos de aumentar la masa monetaria, entramos en recesión-depresión inmediatamente y por el contrario, si seguimos el procedimiento de incrementar esa cantidad de dinero en circulación por encima del crecimiento natural, el resultado es una inflación perniciosa, que devalúa con rapidez el "valor del dinero".

Poner como ejemplo la deuda USA, nos sirve para representar la función exponencial de la deuda pública.

Semejante crecimiento es insostenible y ahora el pago de intereses, hace que este crecimiento se convierta en un círculo vicioso, donde los intereses contribuyen al incremento de la deuda y este aumento alimenta el pago de más intereses, reiniciando el círculo.

Ambos gráficos forman una función exponencial que se realimenta.

   

Por supuesto, estos problemas no se producen de forma unilateral al resto de problemas, empezando por el agotamiento de los recursos.

En nuestra civilización, los fósiles encabezados por el petróleo nos han permitido construir una civilización avanzada. Pero como se puede ver por los gráficos, la tendencia al crecimiento viene soportada por un cantidad mayor de energía. Si el petróleo cada vez es más difícil extraerlo y necesita más dinero y energía por unidad entregada, el sistema empieza a tener dificultades, hasta que llega a un punto donde la cantidad de petróleo extraída no es suficiente para mantener el ritmo de mejora civilizatorio. En ese momento, empezamos a utilizar todas las fuentes de energía disponibles.

El cinismo, la hipocresía y el autoengaño se vuelven características de la sociedad o más bien, de la élite gobernante. Las energías renovables, el carbón, el gas, el petróleo, la energía nuclear y la biomasa se unen en el intento de aportar toda la energía necesaria para mantener el sistema en funcionamiento. 

Al principio, utilizamos el carbón, luego el petróleo y por fin el gas, junto a la energía nuclear. Todas eran fuentes densas energéticamente, que nos permitieron crecer con mucha fuerza. Primero obtuvimos el petróleo-gas fácil de extraer en depósitos poco profundos en tierra, pero luego pasamos sucesivamente a depósitos más profundos en tierra, luego en el mar a poca profundidad, más tarde a medida que necesitábamos mayores cantidades, pasamos a mayores profundidades marinas y por fin, "atacamos" los depósitos más complejos con los petróleo extrapesados, el shale oil y el petróleo ártico, en un proceso conocido.

Pese a este proceso, las reservas de petróleo siempre han continuado aumentando, a pesar de que hace más de cuarenta años que se consume más petróleo del que se descubre.

No sabemos las reservas reales que quedan , pero siguiendo el desarrollo de la industria, deberíamos pensar que la realidad es la más sencilla. Estamos agotando el petróleo con mucha rapidez y en cualquier caso, solo queda el petróleo caro y complejo, por lo que es obvio que los magníficos rendimientos que nos permitieron progresar como especie, por la gran cantidad de energía neta entregada, están en  el pasado y el futuro será mucho más difícil.

Pero si el petróleo es vital para nuestra civilización y se está agotando, el ingenio humano ha investigado y ha concluido  que la electrificación total del sistema (con las energías limpias procedentes de las renovables (eólica, solar, hidrógeno), junto con las baterías de almacenamiento (y otros sistemas añadidos)), es suficiente para sustituir el petróleo, el gas y el carbón, mientras la humanidad sigue creciendo.

Por primera vez estamos cambiando un sistema energético muy denso, por otro mucho menos denso. Lo primero que podemos ver  es que este cambio requiere el uso de muchos más elementos para crear las unidades productoras de energía. Y si avanzamos un poco más, nos damos cuenta que el cobre, la plata, los elementos de tierras raras, el litio, el cobalto, el níquel, el grafito, etc., son elementos finitos.

Después de muchas años de extracción, las leyes mineras han descendido tanto que la extracción empieza a adquirir las dificultades experimentadas en el petróleo. Cada vez cuesta más energía y dinero extraer lo mismo y encima cada vez necesitamos cantidades superiores. Como en el caso del petróleo, los descubrimientos han caído en picado, mientras las reservas no dejan de aumentar.

De nuevo nos encontramos con aumentos de precios que muestran la mayor dificultad en conseguir las toneladas necesarias y además, dependemos en muchos casos del propio petróleo para extraer esos materiales. 

Es inútil, desde la cúpula dirigente, nos envían optimistas mensajes planteando grandes crecimientos de las energías limpias, con la esperanza de una rápida sustitución de los combustibles fósiles. Pero lo que vemos cada año en la presentación de los resúmenes anuales  es que no existe ningún tipo de sustitución. Cada año aumenta el consumo de todas las fuentes de  energía, lo que demuestra que estamos ante una expansión energética en lugar de la largamente anunciada transición energética.

Claro, el problema es que todo se está agotando al mismo tiempo, mientras nuestra necesidades no dejan de crecer. El destino de este proceso es conocido. tarde o temprano, el agotamiento causará un crisis imperial, bien por los excesos monetarios imprescindibles para mantener en funcionamiento todos los sistemas, bien por una escasez manifiesta de alguna materia prima indispensable, como el petróleo o el cobre.

Ya hemos entrado en el punto de no retorno, que sucede cuando las reservas baratas de materiales no renovables empiezan a disminuir. En realidad llevamos cuarenta años, consumiendo las antiguas reservas baratas y las que quedan son excesivamente caras para mantener un sistema demasiado endeudado. 

La pérdida de poder adquisitivo de la población es el primer síntoma de la insostenibilidad del sistema. Si necesitamos más deuda para seguir creciendo y al mismo tiempo este exceso de deuda provoca un aumento de la inflación (maquillado convenientemente por los diferentes gobiernos), al cabo de un tiempo, nos cuesta llegar a fin de mes y finalmente el consumo se resiente, causando una crisis económica. Cuanta más deuda se genere, más inflación crearemos y al final los milagros no existen.

Ya hemos llegado a ese nefasto momento. La década  2020-2030 es una sucesión de crisis, generada en el desesperado intento de mantener las luces encendidas. La llegada de Trump es solo una consecuencia del cansancio de la población, que ve como el empobrecimiento a todos los niveles está limitando su calidad de vida. Ahora exigen un cambio y quien lo prometa, se llevará los votos de la mayoría, como estamos viendo en las última elecciones en todo el mundo.

Lo peor es la posibilidad creciente de una lucha por los recursos. Trump no se ha callado a la hora de nombrar la imperiosa necesidad de conseguirlos, incluso con el uso de la fuerza. Otros vendrán detrás que prometerán lo mismo y como no hay recursos para todos, las guerras deberían ser algo común en el futuro.

No sabemos cuanto aguantará el sistema. Pero lo que estamos viendo nos dice que no mucho.

Cuando comience el colapso será muy rápido. No esperen colapsos catabólicos o decrecimientos organizados. El sistema está diseñado para un crecimiento perpetuo y una crisis existencial que suponga un decrecimiento continuo, creará un retroalimentación negativa casi inmediata, porque los niveles de deuda son incompatibles con un decrecimiento económico. Al no poder devolver las deudas, las quiebras serán gigantescas, el consumo se resentirá inmediatamente y la estrategia de los BC de inundar de dinero la sociedad, ya no funcionarán como antaño, al estar presente la inflación. Lo que conseguiremos es una huida del dinero hacia los activos y una hiperinflación galopante, en cuanto los perceptores de rentas detecten la inmediata pérdida del valor del dinero. Esta vez, los BC lo intentarán (como en 2008-2020), pero no lo conseguirán, porque la inflación ya está presente en el sistema. Los precios de los activos duros no hacen sino crecer y la especulación final del sistema con la creación de múltiples burbujas, no es mas que la consecuencia de la masiva expansión monetaria.

El final está cercano y solo es cuestión de tiempo. Pero no es por una sola razón, sino por la evolución del propio sistema civilizatorio. Simplemente llegamos todo lo lejos que era posible ...

Esta vez no es que falle la escasez de petróleo o se produzca un crash bursátil o exista una corrupción generalizada. Esta vez está fallando todo al mismo tiempo. Y por ello, no tiene solución.

 Estamos en el punto rojo del siguiente gráfico.

  

PD. Solo voy a poner un ejemplo de burbuja de activos. 

La burbuja inmobiliaria estadounidense no parece que esté llamando la atención.

Aquí están los principales gráficos de los precios por área en EE.UU.

Comparen los precios actuales con los existentes en la llamada crisis sub-prime, donde estaba todo claramente sobrevalorado y terminó ocasionando una enorme crisis en 2007-2008.

https://wolfstreet.com/2025/02/16/the-most-splendid-housing-bubbles-in-america-jan-2024-the-price-drops-gains-in-33-of-the-largest-housing-markets/ 

Todos los gráficos tienen un aspecto similar a este de San Francisco (sin ser las mismas cifras, obviamente). 

El pico de 2007 ha quedado muy atrás respecto de los niveles alcanzados en 2022-2024. 

 Ahora vean lo que ha ocurrido con las tasas hipotecarias desde 2022.

Es imposible que la combinación de ambas gráficas no precipite una crisis mayor que la de 2008, sobre todo si las tasas hipotecarias se mantienen en niveles elevados o incluso si siguen subiendo.

Tarde o temprano, habrá una avalancha de vendedores mezclada con una ausencia de compradores y el colapso del sector será inevitable.

Pues bien, este es solo uno de los sectores que puede "explotar" en cualquier momento. Los mercados están tan complacientes que no existe el riesgo en la inversión, sea cual sea el sector elegido. Criptomonedas, bolsa, inmobiliario, todo esta hinchado por la aparente eliminación del "riesgo" en el binomio riesgo-rentabilidad, gracias a las permanentes intervenciones de los BC, para frenar cualquier atisbo de crisis desde 2008. 

El exceso de liquidez introducido en el sistema desde 2008, junto con la sensación de "protección" generada por los BC, ha permitido el crecimiento de todo tipo de burbujas. Tenemos el caldo de cultivo perfecto para experimentar la mayor explosión de la historia. Y si los BC insisten en detener la crisis subsiguiente, repitiendo el esquema de inyección perpetua de dinero, nadie podrá evitar la devaluación terminal del dinero y por lo tanto, el colapso del sistema fiduciario.

También es hora de recordar que el mercado de bonos colapsó en 2022 y las pérdidas que incurrieron los participantes, siguen en sus balances, como demuestra este gráfico. 

"Las pérdidas generadas por el desplome de los bonos de 2022 son ya siete veces mayores que las de la última crisis financiera. Aún más alarmante, el 50% de estas pérdidas se clasifican como “mantenidas hasta el vencimiento”, lo que significa que no se reflejan inmediatamente en los balances, pero representan una auténtica bomba de relojería para los bancos si tienen que liquidar estos activos antes del vencimiento:"