La insoportable levedad del optimista irredento.

 Vivir en los albores del inicio del descenso energético es muy duro. Por un lado compartes tu vida con personas que consideran la tecnología como el nuevo Dios de nuestro tiempo. Por otro lado, la inercia de una continua mejora de la calidad de vida hace difícil, si no imposible, justificar un próximos descenso a los infiernos, cuando la única referencia conocida es el pasado. 

En este contexto, explicar la visión futurista de un presente muy complicado, seguido de un descenso a los infiernos en las próximas décadas, induce a un rechazo generalizado por parte de la gran mayoría de la sociedad.

Cuantas veces hemos escuchado eso de que "yo vivo mucho mejor que mi padre y mi padre vivía infinitamente mejor que el suyo", como justificación de un progreso imparable. Como tratar de analizar de forma imparcial, las cifras de oferta y demanda de productos escasos, cuando la respuesta común, suele ser el infalible "algo encontrarán". 

La fe en la humanidad, acompañada de una confianza ciega en los avances tecnológicos es un muro infranqueable para conseguir la comprensión de que nos estamos quedando sin recursos. Si una materia prima empieza a escasear, enseguida se propone su sustitución por otra equivalente, pero más abundante. Si una fuente de energía como el petróleo, comienza a causar dudas sobre su sostenibilidad en el futuro, rápidamente acuden las energías renovables al rescate. Si las materias primas soporte de la transición energética, entran en el territorio de la escasez crítica, cambiamos la tecnología, acudiendo a otras materias primas inagotables.  Si el petróleo, gas, carbón y uranio, tienen los días contados, se responde conque la energía del Sol es más que suficiente para una población diez veces mayor que la actual. 

Los procesos intermedios que trasladan la energía del Sol a nuestras viviendas, requieren cantidades ingentes de materias primas escasas, que además, necesitan ser extraídas de la Tierra mediante combustibles fósiles, en medio de una caída brutal de la concentración de las minas. Una respuesta habitual es que con concentraciones más bajas, las reservas se multiplican, porque más y más minas empiezan a ser rentables, para un precio adecuado, como si no importara la energía empleada en extraer esas materias primas cada vez más escasas. 

La escasez de diésel empieza a hacer mella en todas las actividades humanas. Debemos ser conscientes que trasladar cada producto de consumo a las tiendas para que podamos comprar, requiere indefectiblemente, diésel. La minería, la agricultura, las obras públicas, la aviación, la pesca, el transporte marítimo, la maquinaría pesada, los grandes camiones, todo necesita diésel. 

La producción de productos petrolíferos  mundial está en torno a los 100 millones de b/d. Pero solo 80 millones son de petróleo. El resto es una combinación de líquidos del gas natural, biocombustibles y ganancias de volumen en las refinerías. Todo esto no produce diésel.

La gran esperanza blanca, el shale oil, es demasiado ligero para producir diésel, con lo que necesitamos petróleo más pesado para producir más diésel. Este es el primer gran problema que vamos (mejor dicho, ya estamos ) a sufrir.

Y solo puede empeorar, una vez hemos atravesado el rubicón del peak oil. Si la producción de petróleo empieza a caer, no servirá producir mas LGN, ni más shale oil, si requerimos más diésel. El futuro se empieza a oscurecer y aplicar la impresora no servirá para reducir la necesidad de diésel.

Toda la transición energética (pensando en el caso de que sea útil) lleva aparejada un mayor consumo de petróleo, mientras se construyen las infraestructuras. Desgraciadamente, las renovables no son autosuficientes y necesitan un fuerte respaldo de los combustibles fósiles. Sin ellos , simplemente no hay transición. Y ya vamos con mucho retraso, porque hemos planteado una transición gigantesca, justo cuando la producción de petróleo ha empezado a caer. 

La tecnología no nos puede ayudar en este punto. No ahora ni dentro de diez años.

En medio de estos problemas, surge la invasión de Ucrania, y se plantea aplicar sanciones a Rusia, que inciden en cortar las aportaciones monetarias que se producen cuando pagamos el gas y el petróleo que exportan los rusos. Como sabemos , no se han encontrado sustitutos a los combustibles rusos y la única forma de ayudar a conseguir petróleo, ha sido liberar las Reservas Estratégicas. 

Si vamos un poco más allá, ¿qué pasará cuando se acaben?.

Tenemos que concienciarnos que el pico del petróleo no es un evento sino un proceso que se irá acelerando en el tiempo. Primero faltará un millón de barriles/día, pero cada año, la producción será menor. Al principio, estamos utilizando los inventarios para seguir manteniendo un crecimiento saludable. Pero los inventarios han caído muy deprisa y la consecuencia son la subida de los precios y la llegada de una inflación letal.

Este punto es muy importante, porque maniata a los BC de pies y manos. En lugar de seguir con los estímulos y los tipos de interés en niveles mínimos, ahora precisan controlar la inflación de varias formas , que afectan a la actividad económica. 

Primero, eliminando las inyecciones monetarias. Luego subiendo agresivamente los tipos  y por último vendiendo las carteras de deuda de los BC, para reducir los balances.

El impacto en al economía mundial de todas estas medidas, unidas a la inflación y a los salarios reales negativos es muy negativo para el crecimiento económico.  De momento en el primer trimestre de 2022, los PIB de la mayoría de países, se han hundido, reflejando sobre todo, el impacto de la inflación en el consumo. Si los salarios no suben y la inflación se dispara, la capacidad adquisitiva se reduce y solo se puede comprar productos esenciales como el combustible y los alimentos. Por eso, el consumo no esencial ha sufrido una fuerte caída que irá a más, cuando los tipos de interés empiecen a subir.

Las bolsas han empezado a reflejar  parte del deterioro, sobre todo la tecnología.

https://wolfstreet.com/2022/04/29/whoosh-go-stocks-what-a-mess-amazon-led-the-way-nasty-april-terrible-first-four-months-of-a-year/

Este cuadro resume el desastre que se empieza a producir.

 

   Los gurús tecnológicos también sufren en sus carnes el colapso, aunque todavía estemos en la primera fase. 

       

Todo esto nos lleva al principio.

Hemos sobrevalorado la tecnología durante mucho tiempo. La aportación al PIB  mundial de Facebook y otras redes sociales, junto a tecnologías no esenciales, ha ido arrinconando la otra aportación de productos que si son esenciales. La agricultura apenas aporta al PIB mundial, cuando es algo vital para la humanidad.

Si algo nos está enseñando la política de Putin, es que a partir de ahora, las materias primas van a ocupar el lugar de la tecnología en el Olimpo de las necesidades importantes para la humanidad. Ha tenido que llegar el peak oil para que se empiece a reconocer lo verdaderamente importante.

Es un proceso, y muchos no lo aceptan, pero ya ha comenzado y las consecuencias van a ser terribles, porque el planeta no soporta 8.000 millones de personas con la calidad de vida actual. Y otra consecuencia inevitable, serán las guerras y las hambrunas. Nada es por casualidad. 

Los tecno-optimistas y su impenitente empuje, van a tener un revisión de sus postulados, con implicaciones muy importantes para la humanidad. Quizás ha llegado la hora de reevaluar las prioridades y ser consecuente con la disponibilidad de recursos básico escasos. Los tiempos van a cambiar y casi con seguridad, el axioma de vivir mejor que nuestros padres quedará en algo obsoleto y sin significado.

No se preocupen, los tecno-optimistas han tomado la pastilla azul y mañana seguirán con su vida como si nada. Matrix es lo que tiene, es difícil salir, porque dentro te  sientes a salvo de todo. Eso no evitará que sufran las consecuencias , en su yo real. Por mucho que quieran evadirse de la realidad, ésta les termina por alcanzar siempre. 

Vamos a sufrir un gran crash, cuando la primera de las burbujas estalle. Puede ser la cotización del yen, la repercusión de las subidas de tipos o una crisis alimentaria en el tercer mundo. Las variantes son incalculables, pero el proceso es similar en cada una de ellas. Las burbujas explotan una detrás de otra y mientras el 99% de los analistas dirá que esto es otra crisis cíclica más y tras tocar fondo, volveremos de nuevo a crecer (alcanzando nuevas cimas económicas), lo cierto es que detrás de la crisis vendrá un decrecimiento continuo, acompañando al descendimiento energético. 

Para todos los tecno-optimistas despectivos hacia las tesis energéticas tengo una respuesta. Así como la ignorancia de la ley, no exime de su cumplimiento, el analfabetismo energético no impedirá sufrir sus consecuencias.

Cuídense. 

Saludos.