El binomio oferta-demanda de petróleo y donde está el problema.

 El crecimiento económico es una función de la energía y esta, a su vez, depende muy directamente de la producción de petróleo. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que no puede existir crecimiento económico permanente sin un aumento de los insumos energéticos. Esta es una relación mundial, porque pueden existir zonas (como Europa) que sigan creciendo sin un aumento lineal de la energía consumida, pero este hecho se compensa con el crecimiento energético producido en otras zonas, donde se ha deslocalizado la producción. Por ejemplo, la refinación de metales es muy energética (y contaminante), por lo que en las últimas décadas, China se ocupa de refinar metales a costa de disparar su consumo energético, mientras en Europa, disfrutamos de los productos finales, sin coste energético propio.

Aunque sea un gráfico antiguo, sirve para ilustrar la relación entre crecimiento económico y crecimiento energético en el periodo 1969-2013.


 

 Aunque el petróleo solo ocupa un 31% de la energía primaria mundial, es básico para transportar el gas y el carbón, así como para mantener la creación de infraestructuras en las renovables y energía nuclear. 

Distribución porcentual del suministro mundial de energía primaria en 2019, según la fuente


Dejo para otro día la discusión sobre que ocurriría con las otras fuentes de energía, si no quedara una sola gota de petróleo. 


Ahora pasamos al tema en cuestión.


DEMANDA


La demanda de petróleo se ha mostrado extremadamente inelástica a los precios, mejora de eficiencia, crisis, otras fuentes de energía, nuevas tecnologías y sostiene un patrón rígido en cuanto al consumo per cápita mundial en los últimos cuarenta años.



 

 Como la población está creciendo a razón de unos 80 millones de personas cada año, el consumo de petróleo sigue creciendo a una tasa proporcional al crecimiento de la población (al menos de momento). Esta relación se traduce en un incremento anual de 1 millón de b/d, cada año, exceptuando los años de crisis. No obstante, como si tuviera memoria histórica, una vez pasada la crisis, el consumo recupera no solo lo perdido durante la crisis, sino el incremento anual correspondiente al aumento de población.  


Por poner un ejemplo, esta relación nos daría la siguiente demanda desde 2019.

En 2019 se consumieron 100 millones de b/d (no de petróleo, sino de productos petrolíferos o como lo llama la AIE, todos los líquidos).

En 2020, con la pandemia, el consumo cayó a 91 millones de b/d, mientras el consumo teórico sería 101 millones de b/d.

En 2021, el consumo se recuperó hasta 96-97 millones de b/d y el consumo teórico, sin restricciones sería 102 millones de b/d.

En 2022, el consumo teórico debería ser 103 millones de b/d , sin ninguna restricción pandémica. Con la variante omicron en caída libre, el consumo se está recuperando rápidamente y los modelos de la AIE y la EIA, dan una demanda prevista para el cuarto trimestre de 2022 de ("sorpresa"), 103 millones de b/d.


El gráfico anterior ha demostrado en otras crisis desde 1980, que la recuperación de la demanda es inflexible. Tanto en la crisis de 1990, como en 2000 o en 2008, el consumo cumplió con lo previsto, unos años después, por lo que la demanda de petróleo, a pesar de la revolución renovable, que ya va para 20 años, es inmune a cambios tecnológicos, crisis más o menos graves, rupturas de las cadenas de suministro, precios (recordar que entre 2010 y 2014, el crudo superó ampliamente los 100$ de media) y mejoras sistemáticas de eficiencia (como cambiar el consumo de coches, maquinaria pesada, aviones etc).


OFERTA.

Hasta ahora los incrementos mantenidos de la demanda eran cubiertos religiosamente por la oferta, manejando los inventarios para que los precios fueran estables.

En el periodo 1982-2000, los precios estuvieron en una banda entre 22 y 28$ el barril, controlados por la oferta de la Opep y de los nuevos desarrollos en Alaska y Mar del norte.

En 2000, incluso cayeron a 10$ el barril, ante el exceso de oferta, después de la guerra Irán-Irak. 

Pero a partir de 2004-2005, el petróleo convencional alcanzó un cenit o una meseta, donde resultaba muy complicado incrementar la oferta. Se puede ver en este gráfico clásico.

En verde claro, aparece el petróleo convencional, sin contar shale oil, petróleo extrapesado (Canadá, Venezuela, biocombustibles, LGN y ganancias de refinerías).



   Si el petróleo convencional había llegado a su límite, dependemos del resto de líquidos para mantener el crecimiento de la oferta, sobre todo el shale oil.

En 2008, resultaba evidente que la demanda superaba la oferta y los precios llegaron al entorno de los 150$. La crisis de 2008-2009, redujo momentáneamente el consumo y a partir de 2010, llegó la revolución de shale oil para ajustar la oferta y la demanda.

En 2014, el crecimiento de la oferta de shale oil, empezó a crecer con mucha fuerza y provocó el desplome de los precios y un  inicio de periodo de baja inversión en nuevos desarrollos.





Pasamos una rápida secuencia y llegamos a 2019. El crecimiento  del shale oil se ralentiza e incluso comienza a disminuir, alcanzando un pequeño pico a finales de 2019.

Utilizo este gráfico del forecast de producción usa, para señalar ese pequeño pico que se produjo en 2019.



Luego llegó la pandemia y todos los productores se ajustaron a un descenso del consumo brutal, durante 2020. Pero en 2021, el consumo se recuperó con fuerza y descubrimos para nuestra desgracia que la producción de shale oil, no acompaño el crecimiento de los precios, quedando en una extracción muy por debajo de 2019. 

A comienzos de 2022, nos encontramos con uno inventarios por los suelos, y unos precios de 95$ el Brent, que justifican la producción máxima de todos los países exportadores, porque además del consumo se necesitan reponer los inventarios a niveles normales. Por lo tanto, todo el petróleo que se pueda producir es bienvenido.

A lo largo de 2021, Biden ha pedido por activa y por pasiva a todo el mundo, que incrementaran la producción de petróleo (olvidando las normas del cambio climático, claro), sin lograr ninguna concesión.

En el caso de la OPEP+, siguen unas normas, que les permite incrementar la producción a cada país, según una tabla que se actualiza cada mes.

Esta es la situación actual, cortesía de peak oil barrel (OVI).



Las diferencias negativas son las cantidades que no se llegan a cubrir a pesar de tener autorización. Solo Emiratos Árabes, Kuwait, Gabón y Argelia, son capaces de cubrir sus cuotas. Ni siquiera Arabía Saudí, puede lograr producir la cantidad asignada. Por eso es ridículo hablar de una capacidad sobrante de 4-5 millones de barriles/día de los que habla la AIE, cuando se refiere a un margen  para incrementar la producción.

Pero todavía es peor. Según la EIA en su informe STEO, el shale oil va a ser capaz de aumentar la producción en 1,2 millones de b/d en el año 2022, cuando vean estas declaraciones del CEO de Pioner Natural Resources, el mayor productor del Pérmico.


El CEO de Pioneer, Scott Sheffield, dijo a los analistas el jueves por la mañana que su estrategia para aumentar la producción de petróleo del 0% al 5% no se verá afectada incluso si los precios del petróleo superan los 100 dólares. "No hay cambios para nosotros", dijo, y agregó: "Petróleo a 100 dólares, petróleo a 150 dólares, no vamos a cambiar nuestra tasa de crecimiento".

Señaló que los productores privados en la cuenca del Pérmico deben ser "refrenados" por sus altas tasas de crecimiento. Dijo que algunas empresas privadas están aumentando la producción "en un 15-20% y se quedarán sin inventario con bastante rapidez". La producción de alto crecimiento no es sostenible, continuó. 

Sheffield hizo un comentario sorprendente de que Pioneer  no podría aumentar la producción si la administración de Biden lo solicitara . Advirtió que la alta inflación inhibe el crecimiento del esquisto. 

Según la Administración de Información de Energía (EIA), la producción de petróleo de EE. UU. se mantiene muy por debajo del nivel previo a la pandemia de alrededor de 11,60 millones de barriles por día frente a los 13 millones de meses antes de los cierres de 2020. Sheffield no cree que la producción total de EE. UU. regrese pronto. 

Las empresas privadas que operan en las regiones de esquisto mencionadas anteriormente son las que Sheffield quiere que se reduzca la producción. También habló con Bloomberg y reiteró que no habría un aumento de la producción si estallaba la guerra y que la empresa se centraría en devolver el dinero a los accionistas. 


                                             *  *  *  *


Por lo tanto, no parece posible incrementar la producción , ni la OPEP, ni los productores de shale oil. 

Para los próximos años (periodo 2022-2025), espero que cuando acaben los desarrollos del presal de Brasil, aguas profundas de Guyana, el gigante noruego de Sverdrup y algunos proyectos sueltos en Kazajistán (ampliación de Kashagan y Tengiz) y Canadá (solo bitumen) y la incorporación de Irán (porque Venezuela poco puede aportar, con su petróleo extrapesado lleno de impurezas), y el Pérmico no dé para más aumentos,  (aproximadamente en 2025), la gráfica de producción de crudo presente esta imagen icónica.


    


Si combinamos una demanda creciente, con una oferta claramente menguante, no es difícil reconocer donde está el problema. Podemos aguantar con incrementos de precios y restricciones de la demanda hasta 2025, y luego sacrificarnos en el altar de las buenas voluntades, porque lo que es petróleo, no lo vamos a ver ni en pintura.

Sé que es difícil de creer y menos si lo dice un analista de un blog, pero escuchen esta entrevista (Abril 2021) con Bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudí, donde a partir del minuto 21, dice claramente que la producción de petróleo en 2030 será un rescoldo de la actual, centrando su comentario en la producción de shale oil (residual, respecto de 8 millones actuales), China (cero barriles de 4 millones actuales) y Rusia (1 o 2 millones en 2040). 
Curiosamente, estas declaraciones no han visto la luz, en medios occidentales. 


La entrevista solo fue recogida por SP Global Platts y puedes encontrar su transcripción en este post. 


Saludos.



Comentarios

  1. Gracias Quark por tu trabajo, cuando falta de un combustible se apreta más a otro, si es posible, y acelera el agotamiento de este otro. Panorama complicado donde cabe esperar alguna jugada del poder para rebajar notablemente el consumo. Y además la situación económica, hay alegria por más actividad pero se puede truncar, y además por aquí nos van a coser a impuestos y pagos, la administración no va tan bien como parece y a la seguridad social le falta dinero. Ya se esta hablando de subir la cuota a los autónomos el año que viene de forma salvaje, lo que era voluntario sera obligatorio segun los ingresos reales subiendo hasta un 40% la cuota de la mayoria de autonomos, espero que no lleguen a tanto.

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    1. Si, no solo el aspecto energético está mal. La deuda mundial, la necesidad de equilibrar los presupuestos de cada nación, cuando los BC no pueden acudir al rescate, debido a la elevada inflación, obligará a subir con fuerza los impuestos, presionando todavía más a la población. Siempre hago mención a la combinación de los dos graves problemas de nuestro tiempo y no olvidemos que uno retroalimenta al otro.

      Saludos.

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  2. Muy buen resumen de la situación.

    Tengo la duda de si la reducción de demanda se realizará vía precio, dejando que el libre mercado actúe, o si habrá restricciones o incluso un nuevo conejo de la chistera. Posiblemente veamos una combinación de todas estas situaciones, dependiendo del país.
    En mi opinión, la reducción más efectiva será mediante el precio.

    Saludos

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    1. He introducido la entrevista a Bin Salman, para recordar el verdadero problema.

      No importa si hasta 2025 faltan dos o tres millones de barriles diarios y utilizan medidas disuasorias, para compensar el déficit. Precios, restricciones, prohibiciones, lo que sea, no tengo duda que serán medidas que se ejecutarán al coste que sea.

      El problema es, como dice el príncipe, cuando falten 20-30 millones de b/d en el futuro no muy lejano. Teniendo en cuenta que el mercado de importación contiene solo alrededor de 40 millones b/d, una disminución de la producción de ese calibre, significa la ruina energética de todos los países importadores.

      ¿Con qué vamos a pagar un petróleo que ya no existe?. Y otra pregunta que nos debemos hacer es cuanto tiempo aceptarán nuestros euros devaluados, fabricados a coste cero en cantidades inimaginables, para comprar absolutamente todo lo que Europa necesita y no tiene.

      Estamos a unos pocos años de esta situación y no parece que nadie sea consciente.

      Saludos.

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