La nueva "normalidad".
Hablando con la gente o escribiendo en los foros, es muy común por parte de una gran mayoría de las personas, recibir muestras de desagrado cuando mencionas palabras como colapso, apocalipsis o crash.
La tendencia natural de la práctica totalidad de los intervinientes en esos foros, es vivir la vida como si nada malo fuera a suceder y ante el planteamiento de las numerosas pruebas que se presentan a la audiencia, hay un comentario descriptivo del parecer del conjunto de la población. "Algo encontrarán", referido a la maravillosa habilidad del ser humano para encontrar soluciones ante las insuperables pruebas que, de forma machacona e inmisericorde, la naturaleza o los mercados enfrentan ante nosotros, en un vano intento de dificultar la continuidad alegre de nuestras vidas.
En el mundo de la inversión, este comportamiento es llevado a la enésima potencia. La bolsa siempre sube a largo plazo o los Bancos Centrales son todopoderosos y no dejarán que caigan los mercados es el mantra habitual desde siempre o desde 2008, respectivamente.
En teorías relacionadas con la energía, el peak oil siempre ha tenido mala prensa, por aquello de queda petróleo para cuarenta años y tras pasar el tiempo, siempre se responde lo mismo, con lo que la justificación de la mayoría esta a salvo. Sorprende que gráficos tan agresivos como este, de la propia AIE, donde se ve con claridad, un hundimiento de la producción de petróleo en pocos años, pasen desapercibidos o con comentarios como "es el pico de la demanda". Vamos que dejaremos de consumir petróleo por voluntad propia, no porque los campos declinen sin misericordia.
En el caso de las vacunas contra el covid-19, además hay una presión social impresionante. Si una vacuna común hasta ahora necesitaba de 5 a 10 años para ser testada en profundidad, ahora en seis meses han salido vacunas de todo tipo que curiosamente, tienen una efectividad manifiesta superior al 90% y sin efectos colaterales apreciables. La mención a la imposibilidad de comprobar si esos efectos secundarios tendrán lugar en el futuro, algo por otra parte, completamente lógico, es contestado por una amplia mayoría, con el despectivo término, "antivacunas", aunque el autor de la discrepancia lleve en el cuerpo todas las vacunas habidas y por haber hasta 2020.
Y por fin llegamos al tema de la deuda creciente, como nueva "normalidad". Por alguna razón, la deuda estatal no está mal vista y el crecimiento desaforado de los últimos años, no se ve como algo peligroso, sino como algo "natural".
Grecia sufrió en 2010 la intervención del BCE cuando su deuda llegó a la increíble cifra del 110% del PIB. En su momento se consideró que eso era inaceptable y había que imponer drásticas soluciones, con fuertes recortes a las pensiones por ejemplo, para reconducir la deuda.
Si dejamos correr el tiempo hasta nuestros días, vean el gráfico que presenta la deuda griega, donde podemos sustituir Grecia por cualquier país occidental y no cambiaría nada lo que ha sucedido desde entonces.
Si, han visto bien, la deuda ahora sobrepasa el 200% del PIB, mientras los bonos del gobierno griego han visto disminuir sus tipos de interés casi a cero.
Este es un ejemplo de nueva "normalidad", cuanta más deuda tienes, menos intereses pagas por ella y según que casos (España por ejemplo), hasta te pueden pagar por emitir bonos a corto plazo.
Que este sistema sea ilógico en condiciones de mercado, no impide que la gente lo acepte como "normal". Por eso, el comentario de los BC de una pronta vuelta al sistema anterior, donde era el propio mercado el que financiaba a los estados, es una entelequia digna del cuento del rey desnudo.
A partir de aquí, realizar sesudos análisis sobre cuales son las mejores empresas para invertir es inútil, porque el mercado no es ni lógico, ni normal. Naturalmente, podemos en este contexto, ver como se forman burbujas impensables que dejan en ridículo a los famosos tulipanes de Holanda.
No obstante, tenemos la historia a mano, para recordar que situaciones así, ya se han vivido, como por ejemplo, la degradación del denario romano, la hiperinflación de Weimar o la crisis de John Law. Por lo tanto sabemos como acabará esta nueva "normalidad" y recordando un comentario del otro día en Rankia, nunca cuatro palabras hicieron tanto daño a la inversión, "esta vez es diferente".
Por ejemplo, la devaluación del denario romano es similar a la pérdida del poder adquisitivo del dólar, ambas monedas de reserva mundial, cada una en su tiempo.
Queremos creer en la multiplicación de los panes y los peces, porque ansiamos una vida mejor. Las condiciones extremas de deuda, escasez de recursos y excesiva complejidad del sistema, han llegado tan lejos que no hay vuelta atrás. Si, no hay remedio, solo la incesante búsqueda de como ganar tiempo, es lo que ha impedido el colapso.
Por supuesto queda Matrix, pero tarde o temprano, todos despertaremos.
Saludos.
Apasionantes aunque inquietantes momentos ante los que nos enfrentamos. Muchas gracias Quarks
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