La visión del "nunca pasa nada" arrasa en el debate sobre las consecuencias del peak oil.

La gran mayoría de la población no sabe que se ha producido el pico de producción de petróleo y mucho menos, debate sobre sus consecuencias. Ignorantes de su destino, siguen sus vidas intentando mejorar, en la medida de lo posible, su calidad de vida. Ha faltado voluntad de comunicación y cuando la inminencia del peak oil ha sido imposible de evitar, se ha sustituido el pico de producción por el pico de demanda, aprovechando la tendencia a eliminar el consumo de fósiles para salvar el planeta del calentamiento antropogénico.

Pero lo más sorprendente es el profundo cambio en muchos de los seguidores del peak oil. Tantos años de advertencias habían creado la sensación de que cuando llegara el pico, equivaldría al fin del mundo de manera fulminante, Como no se ha producido, la famosa meseta tras el pico, ha destrozado la fe en el mad-max anunciado.

Veamos los datos después de la presentación del informe BP (ahora entregado a otro organismo, pero igualmente valioso, por cuanto apenas cambia nada en su presentación).

https://www.energyinst.org/statistical-review 

La producción de petróleo ha alcanzado un pico en torno a los 83,5 millones de b/d. En el año 2018 se produjo un promedio de 83,606 millones de b/d, que ya en 2019 tuvo una leve caída.

Desde 2015 se veía un enlentecimiento del incremento de producción, con una meseta en torno a 81 millones de b/d que se superó en 2018. La pandemia en 2020, destrozó el gráfico de la meseta, pero la recuperación en 2021 y sobre todo en 2022, ha dejado claro que no podemos superar los máximos de 2018. Concretamente en 2022 el precio del petróleo alcanzó una media de 100$ el barril, algo no visto desde 2014 y a pesar de abrir todos los grifos, la producción se quedó en 81,157 millones de b/d.  

En las noticias verán que la producción de "petróleo" ha batido récords históricos, pero se refieren a la producción de todos los líquidos, donde los LGN han seguido aumentando su producción. Observar que mientras el petróleo ha caído 2,5 millones de b/d desde su máximo en 2018, los LGN han aumentado casi 1,5 millones de b/d respecto de 2018, mostrando la tendencia opuesta. 

En 2023 asistimos a una clarificación de donde estamos. El mundo produce petróleo al límite y vemos como Arabia Saudí y Kuwait no pueden incrementar su producción, disfrazando esta imposibilidad con recortes "voluntarios", mientras EAU solicita y consigue, un incremento de la cuota de producción.

Solo EAU e Irak pueden incrementar su producción, con la explosión de los países sancionados. Al entrar Rusia en la lista de países a los que las sanciones les impiden comerciar libremente, tanto Rusia como Irán y Venezuela, producen todo lo que pueden, ignorando las sanciones.

En la tabla anterior se muestra uno de los mayores fracasos en las predicciones a corto plazo de la omnipotente AIE (curiosamente el faro en el que se guían los detractores del peak oil).

Pronosticó un hundimiento de la producción de petróleo de Rusia de 3 millones de b/d en 2022, tras la invasión de Ucrania, debido a las sanciones y la huida de la tecnología occidental de Rusia. Si vamos a la tabla de datos, observamos que no solo no cayó la producción ni un solo barril, sino que se incrementó, pasando de 10,455 millones de b/d en 2021 a 10,669 millones de b/d.

Rusia ha perforado todo lo perforable, para aumentar la extracción de petróleo, incluso sin la tecnología occidental. Y además ha creado una red alternativa, para vender su petróleo a quien quisiera comprárselo, extendiendo este sistema a Irán y Venezuela: Ahora ya no queda petróleo sancionado, porque todo el mundo (que no puede acceder al sistema) trabaja fuera del sistema Swift.

La producción de petróleo está casi al máximo. Solo Arabia Saudí y EAU pueden incrementar su cuota y no mucho.

Estos son los fríos datos.

Ahora vamos con la interpretación.

Una parte importante de seguidores del peak oil se muestra desencantado con la falta de impacto, tras el pico del petróleo. "Esto no es lo que nos habían dicho o nos habíamos imaginado". Parece que nadie se acuerda de la inevitable meseta que se produce tras alcanzar el máximo. La razón es sencilla y la hemos comprobado tras las sanciones de Rusia. Sigue quedando mucho petróleo descubierto por extraer. Si los precios alcanzan los 100$, todo el mundo pretende maximizar la producción a costa de agotar los yacimientos. Pero ese agotamiento no se constata inmediatamente porque durante unos años los esfuerzos por extraer todo el petróleo necesario se multipliquen. Rusia lo ha hecho y el resto de países harán lo mismo.

En la hoja de ruta del blog ya se ha comentado hasta la saciedad que excepto el shale oil, el resto no decaerá apreciablemente hasta 2030. Si eso es una refutación de los problemas esperados tras el peak oil, es que no hemo entendido nada. El problema del pico del petróleo no es el hundimiento masivo inmediatamente después de alcanzar el máximo. La clave es comprender que alcanzar el pico equivale a comenzar una tendencia decreciente en la producción. Cada año se extraerá menos petróleo (tras la meseta) y esa parte es lo realmente grave.

Si la producción, como parece, cae un millón o dos anuales durante unos años, no se produce un colapso generalizado en la sociedad, sino que ese decrecimiento es compensado por una serie de restricciones, racionamientos y prohibiciones (o aumento de precios), convenientemente camuflados con medidas para evitar el cambio climático, que disimulan la carencia de combustible fósil. La calidad de vida no disminuye apenas, aunque las continuas crisis económicas se solapan unas con otras. Solo con el agotamiento prematuro de los grandes yacimientos de Oriente Medio, viviremos una crisis apocalíptica.

En el intermedio de este proceso, numerosos países (que conocen el percal) tomarán medidas  preparándose para lo peor. Tanto los exportadores como los importadores van a modificar sus políticas para adaptarse a la nueva situación. 

Los importadores tratarán de reducir al máximo el consumo de aquello de lo que carecen o no pueden comprar y los exportadores se emplearán a fondo para conseguir los mayores retornos para su escaso petróleo, incluso cambiando la moneda en la que se efectúan los pagos, por un dinero más sólido.

La larga marcha que emprendieron los BC occidentales desde 2008 para tratar de sostener el sistema, ha terminado. No comprendemos bien los mecanismos que generan una inflación persistente, pero una vez desatada, es muy complicado retornar a tiempos felices, donde la inflación no era un problema, donde la impresora de dinero solucionaba todos los problemas y donde la carencia de recursos se sustituía con abundantes importaciones de los países excedentarios por un módico precio pagado en papelitos de colores recién impresos.

El mundo no tiene vuelta atrás, pero mientras la producción de petróleo esté cerca de máximos (como es el caso), no asistiremos a un apocalipsis energético con sus derivadas de inestabilidad social y pobreza.

El tercer mundo lleva varios años con una demanda potencial de petróleo insatisfecha por las condiciones leoninas del sistema (que premia a aquellos que tienen el poder), pero en Occidente se ve como algo normal, algo que siempre ha sucedido, sin darse cuenta que el tiempo de la cuenta atrás ha comenzado también para Occidente. La escasez va por barrios, pero cuando la producción descienda lo suficiente, los "barrios altos" también se verán afectados. No hace falta poner fechas para saber que queda poco tiempo...

De nada sirve que países como Sudáfrica o Pakistán, tengan cortes de electricidad de diez horas diarias. Hasta que esos cortes no lleguen a la "civilización" seguiremos en el reino del "nunca pasa nada". El invierno pasado hubo una campaña mediática desde los gobiernos europeos para advertir a la población del peligro de cortes de electricidad, pero un invierno muy suave y los precios altos, evitaron la escasez de energía. No tendremos siempre  la misma suerte, por no hablar del éxodo de muchas empresas europeas, buscando lugares con precios de la energía más asequibles.

En realidad el proceso de decrecimiento ha comenzado, pero de forma tan lenta, que el día a día hace inapreciables sus efectos.

En particular, al autor del blog le sorprende la intolerancia de los seguidores del nunca pasa nada, siendo cortésmente invitado a desaparecer de algún foro, hasta que el decrecimiento no sea evidente. Es otra muestra de la dificultad de debatir ideas con argumentos, cuando estos no tienen visibilidad directa e inmediata sobre el día a día en Occidente.

También esta situación (intolerancia, presiones, desprecios, censura) es lógica cuando nos acercamos al precipicio. Las tensiones internacionales son cada vez mayores y llegará el momento donde se pida la pertenencia a uno y otro bloque, sin respetar la neutralidad. Vivimos en Occidente y la alternativa "democrática" ruso-china es deplorable. Pero la deriva totalitaria de los gobiernos occidentales, por otro lado previsible ante la escasez venidera, no hace que uno se sienta cómodo en ninguna de las dos partes. 

Esperemos que al menos se pueda seguir debatiendo en internet sin censuras (recordemos que en Rusia y China no es posible)... 

Saludos.