Ellos nos mienten y nosotros no queremos saber la verdad.

La crisis de 2008 cambió para siempre la vara de medir la realidad. Si hasta esa fecha, éramos conscientes de la existencia de un problema de exceso de deuda y escasez de recursos, desde entonces hemos metido la cabeza dentro de un agujero y hacemos oídos sordos a cualquier noticia negativa.

La huida masiva de la realidad es una propiedad de la consciencia humana para evitar entrar en estado de shock, cuando reconocemos problemas irresolubles. Sabemos que vivimos en un planeta de recursos finitos, con un planteamiento de crecimiento continuo, para mejorar nuestra calidad de vida hasta el infinito y más allá. Sería muy triste aceptar la evidencia, de que una mayor población mundial implica un mejor reparto de bienes y recursos, sobre una tarta menguante. El significado que semejante distribución adquiere para la sociedad occidental es un descenso a los infiernos del consumo.

El resultado de esta incongruencia es una negación absoluta. Nuestros dirigentes tienen que pergeñar un plan maestro para aparentar el milagro de los panes y los peces, y nosotros solo tenemos que aceptarlo, como buenos creyentes que somos. 

Con estos mimbres acabamos de inaugurar Matrix. Un estado de semiinconsciencia colectiva donde inventamos males y fabricamos soluciones que no se pueden llevar a cabo en un periodo de largo plazo, pero que inicialmente sirven para continuar la senda de crecimiento y bienestar, a costa de expoliar la riqueza futura de nuestros descendientes. 

El exceso de deuda se solventa con mucha más deuda, de tal forma que un incremento hasta niveles impagables, disuelve el problema. De alguna manera, se llegará a un acuerdo para condonar esa deuda, et voilá, el problema habrá desaparecido. Solo se trata de poner de acuerdo a la humanidad, sobre que tipo de crisis queremos atravesar. Hiperinflación, con un crash final al estilo República de Weimar o una deflación mortal, con depresión estilo 1929. Tras este mal trago, se vuelve a fundar un nuevo sistema financiero y "volver a empezar".

Desde este blog he defendido el papel del oro y la plata, no porque tenga especial predilección o adore al "becerro de oro", sino porque el oro y plata han sido dinero durante toda la historia y refugio de cuantas crisis se han sucedido a lo largo de los tiempos, No tienen que demostrar nada, a diferencia de otros que se postulan como dinero. Los que protestan porque el oro no da dividendos, cuesta almacenarlo o tiene una rentabilidad inferior a otros activos, van a recibir una lección rápida sobre lo que significa protección frente a otros activos, relativamente más rentables. No solo eso, encima nos han advertido entidades, que no tienen mancha en cuanto a defender el sistema fiduciario, como el banco central holandés.

 El oro será el ancla del sistema si llega el crash.

https://es.cointelegraph.com/news/dutch-central-bank-world-will-need-gold-if-entire-system-collapses

O el banco central alemán, repatriando el oro a toda velocidad, por si acaso el crash llega demasiado pronto.

https://www.europapress.es/economia/macroeconomia-00338/noticia-alemania-completa-forma-anticipada-repatriacion-674-toneladas-oro-eeuu-francia-20170823150608.html 

Para ser una reliquia bárbara, sigue teniendo demanda por parte de quien no lo defiende, como los banqueros centrales, en una contradicción flagrante.

     

 

Esta es solo una parte de la ecuación. Valdría si los recursos no fueran escasos o la población volviera a ser  un número aceptable para generar una economía sostenible. Esta parte de la ecuación exige un sacrificio inmenso en forma de reducción de la población, antes de que agotemos los escasos recursos que nos quedan.

¿Cómo solventamos la crisis de los recursos?. 

Ante todo se trata de disimular, crear un problema digerible por la población que ayude a reducir el consumo de recursos fundamentales. Al estilo de "la vida es bella", las organizaciones mundiales que rigen los destinos de la humanidad, deben "fabricar" un problema que sea imprescindible afrontar mediante la reducción de los recursos indispensables para el crecimiento, y a la vez, dar una "solución" que permita sustituir esos recursos por otros "renovables", que faciliten una senda de crecimiento sostenible.

Así, la "emergencia climática" se inició con el calentamiento global, que posteriormente pasó a ser cambio climático, para englobar episodios de frio-calor. Hay que salvar el planeta y para conseguirlo, debemos dejar de consumir combustibles fósiles, dejando como único responsable del calentamiento, el incremento de la concentración de CO2 en la atmósfera. 

Naturalmente, las propiedades de los fósiles son insustituibles. La densidad energética es muy alta y la facilidad de manejo y transporte, no se pueden igualar, por lo que forzosamente, la elección nos lleva a una peor calidad de vida. Pero no solo eso, el cambio también implica agotamiento de otros minerales y metales básicos para crear las infraestructuras necesarias para mantener, al menos, una cierta calidad de vida.

De repente, nuestras instituciones "descubren" que no tenemos suficientes elementos para realizar la "transformación" y propagan ondas de shock en forma de análisis profundos, advirtiendo entre líneas, que hay cierta escasez de materiales, si no se invierte en nuevas minas.

https://www.worldenergytrade.com/finanzas-energia/mercado/el-repunte-de-los-precios-de-los-metales-podria-dificultar-el-cambio-a-la-energia-verde  

El informe en PDF de la AIE es claro.

https://iea.blob.core.windows.net/assets/278ae0c8-28b8-402b-b9ab-6e45463c273f/TheRoleofCriticalMineralsinCleanEnergyTransitions.pdf

Solo hace falta ver los gráficos de la demanda-suministro de cobre, litio, cobalto previsto, para darnos cuenta que trasladamos el problema del peak oil, sobre otros elementos.

Ante este evidente desfase entre la oferta y la demanda, algunos países como China, (lejos de las políticas basadas en presentar como factible lo imposible) pueden iniciar un proceso de acaparamiento de materias primas, que coloque a Occidente en una posición todavía más difícil. 

Como ha ocurrido otras veces en la historia de la humanidad, planeamos resolver los problemas, no cuando se presentan, sino cuando ya no tienen remedio. La transición energética debió comenzar cuando el petróleo era abundante, no cuando ya escasea. Las infraestructuras necesarias para soportar el cambio a una energía renovable y el proceso de electrificación de todo el sistema, requieren abundante consumo de combustibles fósiles, justo cuando la extracción es más difícil, más cara y con peores resultados netos.  

 

Estamos llegando al final y siguen mintiendo sobre el crecimiento infinito. Y lo peor es que nosotros, miramos para otro lado, para evitar ser conscientes de lo que significa alcanzar los límites del crecimiento.

A partir de aquí y con estas gráficas tan claras, solo existe desesperación. No es extraño que se pretenda aprovechar una rara pandemia o un evento catastrófico informático o por que no decirlo, una guerra en cualquier inesperado lugar, para hacer de la necesidad, virtud y eliminar todo el consumo que se pueda, en un intento desesperado, de ahorrar recursos, cuyo valor resulta incalculable, para mantener una ficción de status social asequible.

No nos engañemos, estamos en la fase de ganar tiempo.  Ese periodo durante el cual, ellos nos mienten y nosotros no queremos saber la verdad, antes de que la realidad inunde todos los poros de la existencia.

Ya falta poco y todavía me sorprende la idea de negación que subyace en la humanidad. Si la creencia el la vida eterna es un elemento indispensable para obtener un "sentido de la vida", nuestra fe en la tecnología, en el "algo encontrarán", es el pozo sin fondo donde depositamos todas nuestras esperanzas.

El amargo despertar, dentro de algún tiempo, no mucho, se parecerá bastante al proceso que experimentan los que descubren de verdad, que es Matrix.

Saludos.