Empieza el espectáculo.

Desde 2019 no levantamos cabeza. Una crisis después de otra. Tras la última y desagradable crisis energética de 2021-2022, que aparte de introducirnos en una guerra real en Europa, nos ha ocasionado elevados gastos energéticos y ha disparado la inflación, ahora nos llega la contracción bancaria asociada a la salida de depósitos de la banca (generada por la subida de tipos en respuesta a la inflación) y las quiebras de algunos bancos. Lo que usualmente sigue a un periodo de contracción bancaria, con tipos al alza y liquidez menguante, es un recesión, sobre todo si está asociada a la pérdida del poder adquisitivo y el enorme incremento de los tipos hipotecarios. Indicadores. Al menos existen dos que no han fallado en los últimos cuarenta años y han advertido con éxito de la llegada de una recesión en EE.UU. El diferencial del bono americano 3m/10 años. El gráfico lo dice todo. Como se puede observar, cada recesión ha sido precedida de una inversión de la curva, es decir,...